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viernes, 26 de agosto de 2016



  • La doctora Siboney Obscura habló de las facetas como comediantes de Delia Magaña, Dolores Camarillo Fraustita, Consuelo Guerrero de Luna, Sara García y Famie Kauffman Vitola

En el escenario del indiscutible predominio de los cómicos varones en el cine de la Época de oro mexicano, también existió un importante papel femenino que, desafortunadamente, no tuvo el mismo reconocimiento ni gozó de la misma apertura de oportunidades que los hombres. Sin embargo, son inolvidables las presencias humorísticas de ciertas actrices que nutrieron el imaginario colectivo del mexicano.
Esto fue lo que Siboney Obscura, Doctora en Sociología de la UNAM y estudiosa del cine mexicano y de sus funciones sociales, expresó en la conferencia “Cinco actrices cómicas de la Época de oro del cine mexicano”, que se llevó a cabo el martes 23 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler, como parte del ciclo Charlas sobre el humor en el cine mexicano. 
Seguido a la visita de Sergio Corona hace un par de semanas, Siboney Obscura realizó un recorrido a través de pequeñas cápsulas en las que se mostraban las distintas facetas de las que ella considera las cinco grandes cómicas del periodo: Delia Magaña; Dolores Camarillo, Fraustita; Consuelo Guerrero de Luna; Sara García y Famie Kauffman,Vitola.
“¿Por qué en el cine mexicano las mujeres no tuvieron el mismo protagonismo?, ¿esto obedece a cuestiones de capacidades histriónicas o tiene que ver con un contexto de dominación masculina?”, preguntó la ponente e indicó que esas fueron las preguntas centrales para desarrollar su investigación. Pese a que la época dorada del cine mexicano correspondió al periodo de la liberación de la mujer, en México no pudieron darse las mismas condiciones que en Europa, por ejemplo. La mujer podía actuar, sí, pero siempre funcionando como un apoyo para el protagonismo del hombre.
La especialista expuso, no sin cierta desaprobación, que el papel de la mujer dentro del cine cómico no pudo pasar del otro lado de la pantalla; no tuvo la oportunidad de definir la línea de argumentos y de temas, sino que siempre permaneció como un personaje secundario. Pocas son las actrices que lograron ser protagonistas, y no porque no tuvieran la suficiente capacidad cómica, sino porque los valores de la sociedad estaban fuertemente arraigados.


De esta manera, los roles de las mujeres en el cine estaban ya definidos, consistían en un simple retrato de los arquetipos femeninos establecidos por la sociedad: la noviecita santa, la esposa ideal, la solterona, la adelita, la mujer fatal… Así, las cápsulas seleccionadas por la ponente fueron un claro reflejo de todos estos roles.
Delia Magaña, en su papel en El seminarista (Roberto Rodríguez, 1949), ejemplifica a la pícara; es personaje activo y agresivo, generalmente despierta el lado cómico de su compañero, que en esta ocasión se trata de Mantequilla.Fraustita, al contrario de Magaña, siempre representó un papel pasivo, muchas veces siendo la sirvienta. Su actuación en Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940), película que consolidó a Cantiflas como el gran actor del humor mexicano, se limitó a una simple actriz de apoyo.
Dos de las actrices que lograron papeles protagónicos fueron Consuelo Guerrero de Luna y Sara García. En ¡Arriba las mujeres! (Carlos Orellana, 1943), Guerrero de Luna protagoniza y representa a una mujer autoritaria, sin embargo la película abunda en comentarios misóginos y se resume a una parodia de las ideas modernas respecto a la liberación de la mujer. Sara García siempre hizo papeles con ciertos tonos dominantes, acercando la figura femenina a actuaciones concebidas por hombres. Esto se ejemplifica en Los tres García (Ismael Rodríguez, 1946).
Por último, Siboney Obscura retomó las actuaciones de Famie Kauffman, Vitola, en El rey del barrio (Gilberto Martínez Solares, 1949). A diferencia de las otras cuatro comediantes, Vitola desarrolla un estilo de comicidad muy visual y musical. Sin embargo, sus papeles siempre fueron muy cortos y funcionaron para enriquecer los papeles masculinos. En conclusión, la académica apuntó que –pese a que el papel de la mujer en la época de oro se redujo a funcionar como cómico de apoyo– no debemos olvidar sus grandes actuaciones que las llevaron a pertenecer al imaginario mexicano y a causarnos grandes carcajadas.               

En la Cineteca Nacional se recordó a las cinco grandes del cine cómico

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miércoles, 24 de agosto de 2016



  • La doctora Siboney Obscura habló de las facetas como comediantes de Delia Magaña, Dolores Camarillo Fraustita, Consuelo Guerrero de Luna, Sara García y Famie Kauffman Vitola

En el escenario del indiscutible predominio de los cómicos varones en el cine de la Época de oro mexicano, también existió un importante papel femenino que, desafortunadamente, no tuvo el mismo reconocimiento ni gozó de la misma apertura de oportunidades que los hombres. Sin embargo, son inolvidables las presencias humorísticas de ciertas actrices que nutrieron el imaginario colectivo del mexicano.
Esto fue lo que Siboney Obscura, Doctora en Sociología de la UNAM y estudiosa del cine mexicano y de sus funciones sociales, expresó en la conferencia “Cinco actrices cómicas de la Época de oro del cine mexicano”, que se llevó a cabo el martes 23 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler, como parte del ciclo Charlas sobre el humor en el cine mexicano. 
Seguido a la visita de Sergio Corona hace un par de semanas, Siboney Obscura realizó un recorrido a través de pequeñas cápsulas en las que se mostraban las distintas facetas de las que ella considera las cinco grandes cómicas del periodo: Delia Magaña; Dolores Camarillo, Fraustita; Consuelo Guerrero de Luna; Sara García y Famie Kauffman, Vitola.
“¿Por qué en el cine mexicano las mujeres no tuvieron el mismo protagonismo?, ¿esto obedece a cuestiones de capacidades histriónicas o tiene que ver con un contexto de dominación masculina?”, preguntó la ponente e indicó que esas fueron las preguntas centrales para desarrollar su investigación. Pese a que la época dorada del cine mexicano correspondió al periodo de la liberación de la mujer, en México no pudieron darse las mismas condiciones que en Europa, por ejemplo. La mujer podía actuar, sí, pero siempre funcionando como un apoyo para el protagonismo del hombre.
La especialista expuso, no sin cierta desaprobación, que el papel de la mujer dentro del cine cómico no pudo pasar del otro lado de la pantalla; no tuvo la oportunidad de definir la línea de argumentos y de temas, sino que siempre permaneció como un personaje secundario. Pocas son las actrices que lograron ser protagonistas, y no porque no tuvieran la suficiente capacidad cómica, sino porque los valores de la sociedad estaban fuertemente arraigados.
De esta manera, los roles de las mujeres en el cine estaban ya definidos, consistían en un simple retrato de los arquetipos femeninos establecidos por la sociedad: la noviecita santa, la esposa ideal, la solterona, la adelita, la mujer fatal… Así, las cápsulas seleccionadas por la ponente fueron un claro reflejo de todos estos roles.
Delia Magaña, en su papel en El seminarista (Roberto Rodríguez, 1949), ejemplifica a la pícara; es personaje activo y agresivo, generalmente despierta el lado cómico de su compañero, que en esta ocasión se trata de Mantequilla.Fraustita, al contrario de Magaña, siempre representó un papel pasivo, muchas veces siendo la sirvienta. Su actuación en Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940), película que consolidó a Cantiflas como el gran actor del humor mexicano, se limitó a una simple actriz de apoyo.
Dos de las actrices que lograron papeles protagónicos fueron Consuelo Guerrero de Luna y Sara García. En ¡Arriba las mujeres! (Carlos Orellana, 1943), Guerrero de Luna protagoniza y representa a una mujer autoritaria, sin embargo la película abunda en comentarios misóginos y se resume a una parodia de las ideas modernas respecto a la liberación de la mujer. Sara García siempre hizo papeles con ciertos tonos dominantes, acercando la figura femenina a actuaciones concebidas por hombres. Esto se ejemplifica en Los tres García (Ismael Rodríguez, 1946).
Por último, Siboney Obscura retomó las actuaciones de Famie Kauffman, Vitola, en El rey del barrio (Gilberto Martínez Solares, 1949). A diferencia de las otras cuatro comediantes, Vitola desarrolla un estilo de comicidad muy visual y musical. Sin embargo, sus papeles siempre fueron muy cortos y funcionaron para enriquecer los papeles masculinos. En conclusión, la académica apuntó que –pese a que el papel de la mujer en la época de oro se redujo a funcionar como cómico de apoyo– no debemos olvidar sus grandes actuaciones que las llevaron a pertenecer al imaginario mexicano y a causarnos grandes carcajadas.                                                
Las Charlas sobre el humor en el cine mexicano continuarán el martes 30 de agosto con la ponencia de la académica Maricruz Castro Ricalde: "La India María, una mazahua de celuloide", en la que se analizará la labor de María Elena Velasco.

En la Cineteca Nacional se recordó a las cinco grandes del cine cómico

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