El dolor crónico es un problema de salud pública que afecta al 25-29% de la población mundial; sin embargo, en México es difícil determinar el impacto general del dolor crónico debido a la falta de datos de calidad.
sábado, 8 de octubre de 2022
El dolor crónico es un problema de salud pública que afecta al 25-29% de la población mundial; sin embargo, en México es difícil determinar el impacto general del dolor crónico debido a la falta de datos de calidad.
domingo, 4 de septiembre de 2022
Mexicali, B.C. a 26 de agosto del 2022.- Desde 1982, tras la primera Asamblea Internacional de la Organización de las Naciones Unidas dedicada al envejecimiento, la población adulta mayor es conmemorada de manera anual alrededor del mundo con diversas actividades e incluso en diferentes fechas, pero siempre con el mismo objetivo: promover la salud y la prevención de las enfermedades que propician el logro de una vejez activa y saludable.
- Cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia la edad y el envejecimiento.
- Asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores.
- Ofrecer atención integrada centrada en la persona y servicios de salud primarias que respondan a las personas mayores.
- Brindar acceso a la atención a largo plazo para las personas mayores que la necesitan.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
domingo, 11 de octubre de 2015
Se precisan importantes cambios sociales ante esta evolución demográfica significativa.
GINEBRA ¦ septiembre de 2015 - Según un nuevo informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con ocasión del Día Internacional de las Personas de Edad (1 de octubre), se prevé que el número de personas de más de 60 años se duplique de aquí a 2050, habida cuenta de que los avances en medicina están ayudando a más personas a vivir más años, lo que exigirá importantes cambios sociales.
«Actualmente la mayoría de las personas, incluso en los países más pobres, viven más años», dice la Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS. «Sin embargo, esto no es suficiente. Tenemos que velar no solo por que las personas vivan más, sino también por que lo hagan con buena salud, plenitud y dignidad. Lograr esto será positivo tanto para las personas de edad como para el conjunto de la sociedad».
Vivir más no significa necesariamente vivir con mejor salud
Al contrario de lo que se piensa generalmente, en el informe se concluye que hay muy pocos datos que apunten a que las personas envejecen hoy con mejor salud que las de generaciones anteriores de su misma edad. «Lamentablemente, los 70 todavía no son los nuevos 60», dice el Dr. John Beard, Director del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida de la OMS. «Pero podrían y deberían serlo».
Es cierto que algunas personas de edad viven más tiempo y con mejor salud, pero suelen pertenecer a los segmentos más favorecidos de la sociedad. «Las personas de edad de entornos desfavorecidos y de países pobres y aquellas con menos oportunidades y recursos también tendrán probablemente peor salud y mayores necesidades», dice el Dr. Beard.
En el informe se resalta que los gobiernos deben poner en práctica políticas que permitan a las personas de edad seguir participando en la sociedad y que eviten el aumento de las desigualdades que suelen subyacer a la mala salud en la vejez.
El envejecimiento: una oportunidad perdida para la sociedad
En el informe se rechaza el estereotipo según el cual las personas de edad son frágiles y dependientes y se afirma que las numerosas contribuciones que realizan las personas de edad se suelen pasar por alto, mientras que frecuentemente se exagera la presión que el envejecimiento de la población ejercerá sobre la sociedad.
En el informe se resalta que, aunque algunas personas de edad requerirán atención y apoyo, las poblaciones de edad avanzada son en general muy heterogéneas y contribuyen de múltiples maneras a la vida familiar, de las comunidades y de la sociedad en general. En él se citan investigaciones que evidencian que estas contribuciones compensan con mucho cualquier inversión que sea preciso realizar para proporcionar los servicios sanitarios, la atención crónica y la seguridad social que necesitan las poblaciones de edad. Asimismo se afirma que las políticas tienen que dejar de centrarse en el control de costos y orientarse más bien a posibilitar que las personas de edad hagan aquello que es importante para ellas.
Esto revestirá una especial importancia para las mujeres, ya que la mayoría de las personas de edad son mujeres y son estas las que se suelen ocupar de los miembros de la familia que ya no pueden cuidar de sí mismos.
«Cuando miramos hacia el futuro, tenemos que valorar la importancia del envejecimiento en la vida de las mujeres, especialmente en los países más pobres», dice la Dra. Flavia Bustreo, Subdirectora General de la OMS encargada de la salud de la familia, la mujer y el niño. «Asimismo debemos reflexionar mucho más sobre cómo podemos garantizar la salud de las mujeres a lo largo del ciclo de vida».
Sin embargo, la salud de estas personas de edad será un factor determinante para determinar si las sociedades que envejecen pueden reinventarse.
Nos espera un futuro prometedor
En el informe se destacan tres esferas esenciales de acción que requerirán un cambio fundamental en la opinión que tiene la sociedad sobre el envejecimiento y las personas de edad. Estas acciones pueden brindar a las personas de edad de hoy y de mañana la capacidad de inventar nuevas formas de vivir.
La primera consiste en que los lugares donde vivimos estén mucho más adaptados a las personas de edad. Un buen ejemplo de ello es la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores, que actualmente cuenta con más de 280 miembros de 33 países. Las iniciativas de esta Red van desde un proyecto para mejorar la seguridad de las personas de edad en los barrios de tugurios de Nueva Delhi a los Men’s Sheds de Australia e Irlanda, cuyo objetivo es luchar contra el aislamiento y la soledad.
También será crucial readaptar los sistemas de salud a las necesidades de las personas de edad. Para ello será necesario pasar de los sistemas diseñados para tratar enfermedades agudas a sistemas en los que se puedan atender de manera continuada las afecciones crónicas, cuya prevalencia aumenta en la vejez. Las iniciativas que ya hayan tenido resultados positivos pueden ampliarse e introducirse en otros países. Algunos ejemplos a este respecto son la creación en el Brasil de equipos integrados por diferentes especialistas, como fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas, terapeutas ocupacionales, médicos y en enfermeros, y el intercambio de datos clínicos informatizados entre las instituciones sanitarias en el Canadá.
Los gobiernos también tienen que potenciar los sistemas de atención crónica para reducir el recurso inadecuado a los servicios de atención de afecciones agudas y velar por que las personas vivan sus últimos años con dignidad.
Las familias necesitarán apoyo para proporcionar cuidados y se deberá liberar a las mujeres, que suelen ser las que principalmente se ocupan de los familiares de edad avanzada, para que desempeñen funciones más significativas en la sociedad. Incluso estrategias simples como el apoyo por internet a las personas que cuidan de familiares en los Países Bajos o la ayuda a asociaciones de apoyo mutuo entre personas de edad en el Viet Nam son muy esperanzadoras.