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viernes, 1 de septiembre de 2017



Varias son las métricas que apuntan un crecimiento significativo en el acceso a internet móvil o banda ancha móvil (BAM) en México. Por ejemplo, desde el ámbito nacional, se reportan un total de 75.1 millones de conexiones de BAM al finalizar el año pasado, 17.4% más que en 2015, consolidándose así como el segmento de mercado de telecomunicaciones con el mayor incremento de suscripciones, de acuerdo con cifras publicadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Mientras que en el comparativo internacional, métricas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dan a conocer que el mercado mexicano se encuentra en el conjunto de países, en conjunto con Polonia, Eslovenia, Chile, Portugal y Turquía, que registraron una dinámica notable en la contratación de internet móvil entre la población en la segunda mitad de 2016.
En sus números de acceso, la OCDE reporta una contabilidad de 60.9 conexiones de BAM por cada 100 habitantes en nuestro país, con la que se ubica en la posición 33 entre los 35 países miembros, muy por debajo del promedio de la agrupación de 99.3 por cada 100 habitantes.
De acuerdo con estas mismas métricas, la gran mayoría de las conexiones mexicanas (60.4 de cada 100) fueron adquiridas con el servicio móvil de voz, mientras que el escaso diferencial (0.5 / 100) sólo se trata de accesos a BAM, lo que indica la aun acotada adopción del internet de las cosas en México.
Otras disparidades se pueden identificar al comparar la adopción de este servicio entre niveles socioeconómicos, por ejemplo, destaca un marcado contraste en el acceso a BAM de los niveles A/B (95%) y los más bajos D/E (41%), con cifras de The Competitive Intelligence Unit. Ello a pesar de la oferta desde hace algunos trimestres del servicio a precios más bajos y mayor cantidad de MB de navegación, incluso en el segmento de prepago.
Si bien los factores que explican este diferencial desde los consumidores son la disparidad existente en el nivel de ingreso y aquella en el desarrollo de habilidades digitales que resultan en una suerte de privación o contención en la contratación del servicio para el grueso de los individuos en los NSE D/E, otros elementos asociados desde el lado de la oferta son la cobertura, calidad y asequibilidad de la BAM.
En lo que toca a la cobertura, una asignatura pendiente es el desarrollo de redes que soporten de manera suficiente la creciente preferencia, necesidad y tráfico del servicio de datos móviles que va acompañada de la tarea que tiene el regulador de asignar oportuna y eficientemente el espectro radioeléctrico para la oferta de BAM en condiciones óptimas para los consumidores.
Por su parte, la nivelación efectiva de las condiciones para los competidores en términos del acceso a recursos de infraestructura, espectrales y tecnológicos es la vía para detonar una provisión de mejores estándares de calidad y menores precios del servicio y consecuentemente para asegurar su contratación incluso en aquellos NSE más desfavorecidos.
Sin lugar a duda se registran avances en torno a alcanzar una plena democratización del servicio de BAM entre la población mexicana. No obstante, aún quedan elementos pendientes de instrumentación para aproximarnos a las métricas internacionales que están por superar la barrera de acceso de 100%. El objetivo de la política pública y regulatoria, así como de la dinámica de mercado debe consistir en alcanzar estos niveles de conectividad y habilitar sus consecuentes oportunidades de acceso a información, entretenimiento y a herramientas de comunicación de manera ubicua y oportuna.

Contrastes en el Acceso a Internet Móvil

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miércoles, 2 de agosto de 2017


En 2016, se registraron 65.5 millones de usuarios del servicio de internet, los cuales representaron alrededor de 60% de la población mexicana de seis años o mayor y un crecimiento de 5% respecto al año anterior. Por otro lado, 47% de los hogares (15.7 millones) contaban con una conexión a internet, mientras que el año anterior este indicador era 39.2%.
Este crecimiento en la adopción de tecnologías digitales no sólo se traduce en los  conocidos beneficios para los usuarios, también es el detonador afectaciones a los usuarios como códigos maliciosos, accesos lógicos no autorizados, phishing, entre otras actividades que constituyen delitos cibernéticos.
México cuenta con algunas herramientas cuyo objeto consiste en prevenir y combatir las ciberamenzas. Por ejemplo, colabora internacionalmente a través del  Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad Cibernética (CERT-MX), el cual se dedica a preparar al país para cibertataques relacionados con la infraestructura crítica, gestionar respuesta ante este tipo de ataques, entre otras actividades. Asimismo, la Policía Federal cuenta con División Científica de la cual deriva la Unidad Especializada para la Atención de Delitos Cibernéticos¹ que atiende solicitudes de apoyo a este tipo de delitos.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) entregó el Índice de Ciberseguridad Global (ICG) 2017 que mide el grado de compromiso de 193 Estados en torno a la ciberseguridad. Este indicador, donde el resultado mínimo es 0 y el máximo 1,  otorgó a México la calificación de 0.66, colocándolo en la posición 28, rodeado de países como Bélgica (0.671) y Uruguay (0.647).

Comparativo Índice de Ciberseguridad Global 2017
Fuente: The Social Intelligence Unit con información de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, 2017

El ICG ubicó a México en el primer lugar entre los países de América Latina y el Caribe. A su vez, lo colocó en tercer lugar en Norteamérica, muy por debajo de Estados Unidos (0.91) y Canadá (0.81). Por otro lado, el resultado es muy similar al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el cual es 0.65)
El índice se encuentra compuesto por 25 indicadores integrados en 5 pilares, los cuales ayudan a medir tanto las fortalezas como las debilidades de los Estados en cuanto a su compromiso con la seguridad. Estos cinco pilares son medidas legales, técnicas, capacidad de construcción, medidas organizacionales, y de cooperación.
En este sentido, México muestra fortalezas en las medidas legales donde ya se registran instituciones y marcos legales destinados a combatir el cibercrimen, proteger la privacidad de los datos y las transacciones electrónicas. Asimismo, también se muestran resultados positivos en cuanto al pilar técnico, al contar con instituciones técnicas dedicadas a la ciberseguridad.

Componentes del Índice de Ciberseguridad Global 2017, México
Fuente: The Social Intelligence Unit con información de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, 2017

Entre las principales debilidades se encuentra el pilar de capacidad de construcción ya que aún falta inversión para generar el capital humano especializado en ciberseguridad. También es importante señalar que el resultado del pilar de medidas organizacionales responde a que aún se carece de una estrategia nacional que coordine los esfuerzos institucionales en torno a este tema. Finalmente, el pilar de cooperación aún requiere impulso ya que queda pendiente el desarrollo de marcos colaborativos y redes de compartición de información.
Métricas como el ICG no sólo son una herramienta útil para comparar el desempeño de las naciones en cuanto a los compromisos internacionales en materia de ciberseguridad, también permite explorar las áreas de oportunidad y las experiencias internacionales que pueden convertirse en referencia global.
México avanza hacia la plena adopción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), mientras que  ICG es un indicador de la necesidad de madurar todas aquellas políticas, marcos legales e instituciones relacionados con el combate al cibercrimen y la protección de datos personales.

Métricas de Ciberseguridad en México

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