- Todos los jueves de febrero, el cineasta comentará algunas de las películas más representativas de su carrera
- Acompañado de Rafael Sánchez Navarro, platicó acerca de las dificultades de filmar El costo de la vida
Siempre ha sido difícil hacer cine, pero en los ochentas era desolador el panorama, realmente era muy complicado levantar un proyecto de ópera prima, comentó Rafael Montero sobre la película que presentó durante la primera sesión de “Conversando con nuestros cineastas” del 2016, que se llevó a cabo este 4 de febrero en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por el Departamento de Extensión Académica y moderada por Juan Antonio de la Riva, la serie de conferencias se llevará a cabo todos los jueves de este mes. En cada sesión, después de la proyección de una de sus películas, el director mexiqueño conversará con el público y atenderá sus preguntas.
Durante la sesión inaugural se proyectó El costo de la vida (1988) en su formato original de 35mm. La tragedia urbana que ilustra la caída de una pareja de clase media por la crisis económica de finales de los ochenta fue, de acuerdo con Juan Antonio de la Riva, el primer largometraje en forma del director.
Su realización, de acuerdo con Montero, fue sumamente difícil debido a la falta de presupuesto, que dejó endeudados a los productores hasta que la película se pudo distribuir internacionalmente. “Estuvimos con muchas deficiencias: tomamos el departamento de Jorge Prior, no teníamos camión de equipo, todo el equipo lo metimos al departamento… Realmente fue una cosa de aventura”, afirmó.
Al discutir sus influencias, el director confesó haber llegado “tardíamente al cine mexicano”: en su juventud frecuentaba el Instituto Francés de América Latina y fue aficionado de la Nueva Ola Francesa. No fue hasta su paso por el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos que descubrió el cine de Roberto Gavaldón y cambió su visión cinematográfica. “Estamos en México, hay que hacer un cine para que nuestro público lo pueda ver, lo pueda disfrutar y lo pueda pensar”, aseguró.
Acompañando al realizador estuvo el actor protagónico de la cinta, Rafael Sánchez Navarro, quien compartió anécdotas sobre la producción del filme. Comentó que, debido al bajo presupuesto con el que contaban, se tomaron varios riesgos y uno de ellos culminó con el incendio del automóvil de su personaje mientras él lo conducía.
El actor, que además de en El costo de la vida ha colaborado con Montero en Crimen perfecto (1995), Corazones rotos (2001) y Dame tu cuerpo (2003), afirmó que su relación con el cineasta es estrecha y que ha sido de suma importancia tanto para su vida profesional como para su vida personal. “Yo quiero aprovechar este momento para agradecerte desde el fondo de mi corazón estos cuatro proyectos”, declaró.
Conversando con nuestros cineastas continuará con su ciclo dedicado a Rafael Montero hasta el 25 de febrero. El 11 de febrero, se proyectará Cilantro y perejil (1998); el 18 de febrero, Corazones rotos (2001), y durante la última sesión, Los amorosos (2012).
RGY