Michael Jackson murió el 25 de junio de 2009 en Los Ángeles de una sobredosis de propofol y benzodiazepinas. Para entonces, su agotamiento, paranoia y mala salud eran un secreto a voces; de algún modo, era como si ya llevase muerto un tiempo y la muerte real no fuera sino un gran final dramático con el que se coronaba una existencia que, desde muy temprana edad, estuvo marcada por el talento y el estrellato, pero también por la infelicidad y la polémica.
miércoles, 19 de junio de 2019
A 10 años de la muerte de Michael Jackson, Paul Morley reflexiona sobre la cultura mediática y nuestra obsesión con las celebridades.
Michael Jackson murió el 25 de junio de 2009 en Los Ángeles de una sobredosis de propofol y benzodiazepinas. Para entonces, su agotamiento, paranoia y mala salud eran un secreto a voces; de algún modo, era como si ya llevase muerto un tiempo y la muerte real no fuera sino un gran final dramático con el que se coronaba una existencia que, desde muy temprana edad, estuvo marcada por el talento y el estrellato, pero también por la infelicidad y la polémica.
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