(CODICS).- La Universidad Autónoma Chapingo alertó sobre
la acelerada disminución de agua potable en el país lo que pone en riesgo la
estabilidad social y ello sin considerar que persiste población rural en
extrema pobreza que aún carece del vital líquido para sus necesidades básicas.
“Las estadísticas señalan que por el año 2050 cuando los
actuales niños tengan 30 años más, habrá una necesidad de 40 por ciento de más
agua”, sostuvo Rafael Sánchez Bravo, Director del Laboratorío de Tecnologías
Hídricas Innovadoras de la Universidad Autónoma Chapingo.
Por ello es necesario definir estrategias para saber cómo vamos
a reutilizar el agua, cómo se debe educar sobre la preservación de la huella
hídrica y cómo vamos a dejar de contaminar los ríos y las fuentes de agua que
aún quedan”, expresó el investigador.
En el marco de su gira de trabajo por la Sierra Norte de Puebla, indicó que es importante considerar que en
cada alimento, en producto que consumimos, en cada prenda que vestimos, en cada
electrodoméstico que encendemos, en cada motor que accionamos, existe un
consumo de agua asociado.
Rafael Sánchez Bravo, en compañía de un Consejero Universitario
y tres Consejeros miembros de H. Consejo del Departamento de Irrigación de la
UACh, ambos cuerpos colegiados que representan la máxima autoridad académica,
en sus respectivos ámbitos, revisó los resultados de la instalación, en 2016, de
Módulos de Captación de Agua de Lluvia en la localidad de Guadalupe Victoria,
Municipio de Francisco Zeta Mena, Puebla.
Ante los consejeros Héctor Salamanca Llamas, Javier Camarillo
Aranda, Osvaldo López Díaz y José Uriel Luciano Zárate, así como de los
beneficiarios, el investigador Rafael Sánchez Bravo, explicó que la adecuada
comprensión de la “huella hídrica” permitirá visualizar el uso oculto del agua
en los alimentos y productos, ayudando a comprender los efectos del consumo y
el comercio, frente a la disponibilidad de agua.
También sirve para generar conciencia sobre el esfuerzo hídrico
que implica nuestro estilo de vida. Permite conocer más a fondo el impacto que
tienen los patrones de consumo de una región o país en el sitio donde son
producidos los bienes importados.
A su juicio, dijo, es necesario crear una cultura del dato que
permita informar a los usuarios finales sobre los consumos de agua empleados en
cada producto (tal como los electrodomésticos informan de la eficiencia en los
consumos energéticos.
Por lo anterior recomendó evitar el desperdicio de alimentos y mejorar
las prácticas agrícolas durante los procesos de producción.
El investigador de la UACh, Rafael Sánchez Bravo, destacó que el
requerimiento hídrico para la producción de alimentos en México varía, debido a
las prácticas de producción que se utilizan, es por esto por lo que la “huella
hídrica” en México es más elevada, para algunos productos, en comparación con
la de los países desarrollados.
La solución para disminuir la “huella hídrica” es enfocar
esfuerzos en abatir el desperdicio de alimentos, debido a que actualmente en
México este desperdicio asciende a 10 mil toneladas anualmente (37% de la
producción total).
Un ejemplo es el ahorro de agua por medio del comercio de arroz
de Estados Unidos a México. El contenido de agua virtual que se requiere para
cultivar arroz en EUA es de 1 275 m3/t, mientras que en México se requieren 2
182 m3/t, lo cual implica un ahorro de agua virtual de 907 m3/t.
Ante esta problemática, hizo un llamado a la población a cuidar
el vital líquido y no contaminar ríos, lagos incluso las playas mexicanas por
basura y desechos.
Al hacer un balance de los logros alcanzados en la población
Guadalupe Victoria ubicada en lo alto de la Sierra Norte de Puebla, el
investigador expuso que a casi dos años de instalar los módulos de captación de
agua de lluvia, destaca la vivienda de la señora Victoria, que durante este
tiempo ahorró dinero por ya no comprar agua y por la motivación que les generó
el esquema de trabajo, reconstruyó su vivienda original de cercos de madera por
muros de ladrillos.
Igualmente la vivienda de la señora Edith, la cual cuenta con un
baño de regadera y un sanitario en excelentes condiciones de higiene,
construidos por su familia con la capacitación recibida en el proyecto; también
está la vivienda del joven matrimonio de Liz y Oscar, quienes además de aplanar
adecuadamente el frente de la misma, le aplicaron pintura, agregaron áreas
verdes en sus patios y, sobre todo, construyeron una pequeña cocina con
materiales de la región.
Por otra parte, en el poblado La Pagua del municipio Francisco
Z. Mena, la población recibió un programa de atención a niños, les entregaron
guitarras y flautas con la finalidad de alejarlos de las drogas y la migración.
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