Primera parte
By Héctor Medina Varalta
Guadalajara, México, 25 de agosto de 2016. El Dr. Marco Antonio López Butrón, Médico Psiquiatra de la UNAM, ex Presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana y el Dr. César Daniel Rosas, Coordinador Asociación Psiquiátrica Mexicana, Capítulo Jalisco, con el apoyo de los laboratorios Armstrong presentaron el estudio GEMATRAT. El Dr. López Butrón, expuso que, el interés de los profesionales de la salud que escribieron este estudio, es que se pueda difundir esta información con los médicos generales, de primer contacto, con los médicos con especialidades y, por supuesto, con sus colegas psiquiatras. Asimismo, por medio del laboratorio Armstrong, el estudio GEMATRAT se hizo entrega a los medios de comunicación que asistieron a la rueda de prensa, ya que la información que contiene información clara, fidedigna y entendible, puedan recurrir a ese documento y encontrar datos duros, claros y precisos, a propósito de esta enfermedad y compartirlo con la población. También compartió que uno de los retos que tienen los psiquiatras y los trabajadores de la salud mental, es el estigma, la barrera, que aún existe: en primer lugar, aceptar que se tiene una enfermedad mental y el acercarse a quienes pueden atenderla. “Considero que a la gente no le da pena enfermarse de diarrea, o de que tenga un dolor de muelas o una enfermedad cardiaca. Sin embargo, respecto a una enfermedad mental, sí. Algunas veces, lamentablemente, tratan de ocultarla o negarla; esto ocurre en todos los niveles: personas preparadas, gente sin recursos, con recursos, es como un asunto generalizado. Por lo tanto, debemos trabajar en conjunto: psiquiatras, médicos, psicólogos, medios de comunicación, para quitar estas barreras, que las personas que padecen esta enfermedad o alguna otra enfermedad mental, acudan a recibir tratamiento oportuno y adecuado, para que recuperen su salud”-expuso.
Existe mucha desinformación
El psiquiatra también señaló que el estigma que algunas personas le tienen al trastorno bipolar, se debe, en algunas circunstancias, a situaciones religiosas o a veces de desconocimiento. Antaño a quien padecía alguna enfermedad mental se le acusaba de posesión diabólica, de locura o de maldad. Todavía, hace muy poco, en las telenovelas en las cadenas más importantes de nuestro país, la protagonista mala o el protagonista malo era un enfermo mental. Esto es una estigmatización, una distorsión, y si la gente ve estos modelos, se confunde. Hace algunos años, en Estados Unidos, se realizó una encuesta acerca del por qué algunas personas tienen alguna enfermedad mental; las respuestas fueron muy importantes, ya que algunas personas creían que era resultado del pecado, de llevar una vida insana, que era el resultado de tener padres malos, solamente un 10% de la población contestó que se debía a una alteración cerebral. Algunas personas contestaron que era por masturbarse en exceso. Entonces quienes padecían algún trastorno mental no acudían con los profesionales de la salud mental, porque pensaban que las iban a “cachar” que es una persona pecaminosa. Existe mucha desinformación, ya que es una enfermedad. Así como uno se enferma del riñón, dela piel o del estómago, así se puede enfermar de la mente. Esto es muy lamentable, ya que si una persona se encuentra deprimida, sus amistades o conocidos suelen decirle: “No tienes nada, échale ganas” o “Tú puedes”. Es como decirle a alguien que tiene diarrea: “Concéntrate, no tienes nada” o practica el mantra “Om”. La persona no va a poder, pues la diarrea es diarrea y le va a ganar. Lo mismo sucede con las enfermedades mentales. Por lo tanto, apoyemos a nuestro enfermo, ayudándole a recuperar la salud y mejorar su calidad de vida.
Algunos indigentes son enfermos mentales
López Butrón, aseguró que, lamentablemente la mayoría de las personas que padecen bipolaridad o algún otro desorden mental, acuden cuando ya escuchan voces o que se les aparece alguien o tienen cuadros de agitación, que se autolesionan o quieren lesionar a los demás. En este punto es cuando sí acuden por ayuda, pero esos síntomas ya están muy avanzados y muy graves, ya que en este punto requieren de hospitalización o una intervención muy drástica. La idea es no llegar a este punto, la idea es que desde al principio podamos pensar que es una enfermedad que podamos atender y no llegar a la hospitalización. Algunas personas que padecen el trastorno bipolar, es muy probable que su pareja o sus hijos las rechacen o abandonen, perder el trabajo0, empobrecer. A propósito, muchos indigentes son enfermos mentales, que hace 20 años eran personas como cualquier otra, pero a partir de que enfermaron fueron perdiendo avances sociales, económicos, laborales y avances de interacción, pero fueron perdiendo todo en la vida, terminando en vidas lamentables: viviendo en la calle, en la completa pobreza, a veces maltratados o marginados. Por esta razón, vale la pena reflexionar, vale la pena la tarea como esta que se está llevando hoy: psiquiatras, médicos generales, psicólogos, trabajadoras sociales, la prensa, llevando información, diciendo: “No es pecado, es una enfermedad. Si tienes depresión, ansiedad, bipolaridad, esquizofrenia, acude con tu médico y si la enfermedad está ya muy complicada, acude con un psiquiatra y recibirás un diagnóstico, una atención, van a quitarte los síntomas y vas a recuperar tu calidad de vida”.
Comprendiendo la bipolaridad
La bipolaridad es una enfermedad de las emociones, de los sentimientos. Se caracteriza porque la persona se deprime o porque se está en la manía o hipomanía. Esta última es todo lo contrario a la depresión, es cuando la persona se encuentra eufórica, la autoestima está elevadísima, siente que todo lo puede y todo lo hace, siente que tiene una súper energía, que todos los negocios los puede lograr, se dispara una hipersexualidad. Estos son los extremos: por un lado está la depresión y por el otro, la hipomanía. La enfermedad arranca súbitamente, la persona afectada con este trastorno: de pronto la persona tímida, prudente y discreta, de pronto se encuentra en la hipomanía: “Todo lo puedo”, “soy el mejor”, “está de conquistador”, “no duerme”. Además, compra compulsivamente realiza “negocios”, quienes no lo conocen creen que es una persona muy inteligente, pero no es así, la persona está enferma y “aguas” porque puede tener un episodio de hipomanía. Al contrario, si está en el otro lado, puede tener un episodio depresivo, es decir, tristeza, irritabilidad, llanto, pérdida de la capacidad para disfrutar de las cosas cotidianas, insomnio, falta de energía. Así como en la fase maníaca cree que todo lo puede, en la fase depresiva está con sentimientos de minusvalía, nada puedo hacer bien, soy poca cosa, soy un inútil, son los dos extremos, por eso se le llama trastorno bipolar ya que ambos polos son patológicos, y se alternan con estados de eutimia, que es el estado normal, es decir, que no estamos ni arriba ni abajo, estamos eutímicos. La bipolaridad puede arrancar con depresión y regresar a la eutimia o normalidad, pero de pronto la persona se va a la hipomanía. Por lo tanto, depresión e hipomanía es igual a bipolaridad. El psiquiatra mencionó que hacen cuatro crisis en diez años y la mayor parte del tiempo, los pacientes están en depresión. Además el diagnóstico es mucho más difícil, ya que se confunde con una depresión unipolar, siendo que es bipolar. En cambio, los cuadros de manía no son difíciles de diagnosticar, es tan escandaloso el cuadro, que se detecta de inmediato. En general, las ansiedades y las depresiones las padecen más las mujeres, la excepción es la bipolaridad, la cual afecta tanto a hombres como a las mujeres, es un problema que puede arrancar a los 20 años, sin embargo, puede afectar en cualquier momento de la vida.
GEMAT RAT, un valioso documento
López Butrón, mencionó que, la Dra. Rosa Isela Mézquita Orozco, una prestigiada paidopsiquiatra, menciona en el estudio GEMATRAT, cómo es cuadro clínico distinto, cómo a veces no se logra tan rápidamente una recuperación muy buena y cómo afecta en el desarrollo de los niños y jóvenes. Estos son datos muy importantes, uno de ellos que parece muy sustantivo, es que muchas veces estos niños y jóvenes no alcanzan una recuperación total, mejoran, pero se quedan con algunos síntomas que entorpecen su desarrollo escolar, académico y social. Por otro lado, la psiquiatra advierte a sus colegas de no confundirse con otras enfermedades que pudieran parecerse a la bipolaridad, pero que no lo son. Mézquita sugiere que, muchas veces son consumidores de sustancias o son niños o jóvenes con TDA o padecen un trastorno llamado oposición desafiante, es decir, puede haber otros trastornos que se pueden confundir con la bipolaridad. GEMATRAT, es un documento que no parece tan amplio, pero contiene información mucho muy importante, que será de mucho valor para médicos, psiquiatras y periodistas.
Testimonio
En el libro Trastorno Afectivo Bipolar, la Enfermedad de las Emociones de Ángeles López, encontré el siguiente testimonio de una mujer: Tenía una tienda de ropa a medias con mi hermana. Nos había costado mucho esfuerzo y dinero ponerla en pie, pero después de tres años de pérdidas comenzábamos a tener una clientela estable y un sueldo mensual más que decente. En esta situación, me sobrevino una crisis eufórica y empecé a “desparramar”… Cada noche, antes de cuadrar la caja, cogía toda la recaudación… Estuve haciendo esto durante una semana, hasta que se me ocurrió la peor idea de mi vida: sacar todo el dinero que teníamos mi hermana y yo en una cuenta conjunta para emprender un viaje… ¡a Tailandia! Mi familia me encontró antes de embarcarme en el avión, pero ya me había gastado una fortuna: un televisor de diseño, una cadena Cartier haciendo juego con una pulsera, un reloj Bulgari, dos trajes de Armani, tres pares de zapatos Farrutx… No pudimos devolver más que la tele, aunque salimos de aquel bache. Además, no hay mal que por bien no venga: jamás he vuelto a ir tan bien vestida…
Próximo capítulo: Trastorno bipolar en México: el largo camino hacia un diagnóstico.
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