Radamés Camargo | Fernando Esquivel
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La eliminación de barreras a la entrada e ingreso de Inversión Extranjera Directa, la consolidación de operadores de telecomunicaciones, la creciente adopción de dispositivos de conectividad, la introducción de nuevas ofertas de servicios de conectividad, así como las consistentes caídas en los precios de los servicios de telecomunicaciones; son sólo algunos ejemplos de los cambios registrados en la industria mexicana de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en México en años recientes.
Incluso las acciones de política pública han buscado empatar con estas transformaciones: la puesta en marcha de la Estrategia Digital Nacional en 2014, el impulso a los datos abiertos en el portal datos.gob.mx, la conectividad en espacios públicos a través de México Conectado, así como la entrega de tabletas a estudiantes de primaria que sienta las bases del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital.
Frente a este cúmulo de cambios e implementación de innovadoras políticas públicas a favor de la adopción a las TIC, el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) publicó su tradicional Networked Readiness Index (NRI) en su edición 2016, que mide el grado en que las políticas e instituciones permiten a un país el aprovechamiento de las TIC en favor de la productividad y el bienestar. En esta métrica comparativa entre 139 países, se ubica a México en el lugar 76 (en la mitad de la clasificación), lo cual es un fenómeno recurrente desde 2012.
Además de ubicarse consistentemente alrededor de la mediana en esta medición, la calificación de México en la edición 2016 de NRI se redujo casi 3% respecto a la edición del año pasado.
Este deterioro es explicado principalmente por una contracci ón equivalente a 15% en el pilar del NRI referente a asequibilidad. Esto equivale a un aumento en los costos para acceder a las TIC (especialmente de la banda ancha fija), como consecuencia de la falta de competencia en los segmentos de telefonía y banda ancha.
En franco contraste, el NRI reconoce mejoras en el pilar de “Uso Individual”, el cual concentra información sobre la adopción y uso de computadoras, servicios de telefonía móvil y fija, así como de banda ancha y redes sociales, entre los hogares y habitantes. En este, la calificación del WEF incrementó 8% respecto a la edición anterior, lo cual resulta un acotado avance respecto al mandato Constitucional de alcanzar una plena conectividad entre los mexicanos.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra en último lugar en la penetración de banda ancha fija entre los 35 países miembros, al registrar 12 suscripciones por cada 100 habitantes, equivalente a tan sólo 14.6 millones de suscripciones a nivel nacional.
En el servicio de banda ancha móvil, la OCDE contabiliza 63.1 millones de suscripciones, lo que representa 52 suspcripciones por cada 100 habitantes, ubicando a México en el lugar 31 de los 35 países de la organización.
Aunque durante los años 2013 y 2014 se concretaron relevantes reformas al sector de telecomunicaciones y se dio paso a la implementación de políticas públicas en torno a las TIC, desde la edición 2012 del NRI hasta la que corresponde al año en curso, México ha mantenido su posición y no ha logrado escalar significativamente en la apropiación y aprovechamiento de las TIC. Consecuentemente, tampoco ha logrado equipararse a los países con mayor grado desarrollo, ni siquiera alcanzado el promedio de los países de la OCDE, en términos de adopción de banda ancha fija y móvil.
Lo anterior es una posible sintomática de que la ejecución de la Reforma y las políticas públicas y regulatorias que emanaron de ésta ha sido insuficiente para alcanzar niveles óptimos en los costos de los servicios, así como para materializar un entorno de mayor cobertura y calidad de los mismos, a partir del desarrollo y despliege de infraestructura de telecomunicaciones. Ello confirma consecuentemente que el elemento ausente para la generación de un entorno de mayor conectividad y adopción de TIC, es y ha sido la gestación de competencia efectiva. Es por ello que una mejora en las condiciones de aprovechamiento de las TIC en nuestro país en el comparativo internacional, dependerá de la eficacia y aplicación efectiva de las acciones de política pública y regulatoria en la búsqueda de este cometido.
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