“Los dioses se regocijan en reunir a los que son semejantes” dijo Erasmo. La paráfrasis que se obliga ante la reunión de tanta escoria moral es “Los espíritus inmundos satisfacen sus inmundas apetencias en reunir tanta mierda en un solo sitio”. Hay quien dice que todos los políticos son iguales. Pero es muy sencillo notar que aquí, por supuesto, brillan por su ausencia algunos. Obviamente los que no son iguales. Por cierto, una preocupación constante de los priístas y de los panistas y ahora también de los perredistas es esa: que todos acepten que quien pertenece a la clase política, sea quien sea, está, necesariamente, embarrado de mierda. Por fortuna no es así. Y se empeñan en que lo crea la gente para que pierdan toda esperanza, para que escojan a cualquiera de ellos, los cuales sí, son todos iguales, con algún matiz. Por fortuna no es así. Aunque parezca increíble e imposible, hay gente limpia en la política.
¡Cuánto dinero se han robado (“legalmente” a través de los monstruosos sueldos que se autoasignan e ilegalmente mediante todo género de latrocinios millonarios) entre todos los que están en el aquelarre?
¿Por qué no están ahí Andrés Manuel ni Gerardo Fernández Noroña ni Layda Sansores? y eso por mencionar sólo a tres. Por fortuna no todo es carroña, aunque los podridos ladren y los achichincles publiquen pendejadas plagadas de mentiras, ignorancia y faltas de ortografía.
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