Por Betzabeth Romero
Directora de Canales para Jabra
¿Busca el secreto de la colaboración productiva? Olvide los libros de negocios y a los gurús de administración. La respuesta puede que se encuentre en las prácticas de negocio del siglo XIX: Contrate gente inteligente con una gran variedad de perspectivas, suéltelos y hágase a un lado.
Carnegie describió: “Tenemos en nuestro negocio una mente maestra, y esa mente está compuesta de más de una veintena de personas que constituyen mi staff personal de superintendentes, gerentes, contadores, químicos y otras personas necesarias. No existen dos mentes iguales en el grupo, pero cada persona en el grupo realiza las labores para las cuales está contratada y las hace mejor que cualquier otra persona en el mundo”.
Carnegie fue un maestro en atracción de talentos con una amplia variedad de perspectivas y sabía delegar. Esto me hizo recapacitar si es la forma en que hoy en día resolvemos nuestros problemas – Y no estoy seguro de que así sea.
La mente maestra vs. Los sospechosos de siempre
En mi experiencia, a menudo hacemos frente a un problema de negocios haciendo partícipes a las personas que conocemos y con las que nos sentimos seguros. En lugar de buscar opiniones distintas y personalidades, presentamos a los “sospechosos de siempre”, como uno de mis colegas los suele llamar. Seguramente poseen suficiente experiencia a la mano, ¿pero representan al mejor equipo posible?
Expliqué mi teoría a una amiga que se gana la vida estudiando el ambiente corporativo. Ella me confirmó mis sospechas y me explicó la teoría detrás de cómo los equipos resuelve-problemas se conforman.
Ella me comentó que en la mayoría de las ocasiones reunimos personas basados en la fortaleza de nuestros propios vínculos sociales con ellos. Si conocemos a alguien bien o si posemos un previo conocimiento mutuo, tenemos los que los sociólogos llaman fuertes lazos sociales – y somos más propensos a laborar con ellos. Si no los conocemos bien, tenemos débiles lazos sociales y es menos probable que los incluyamos.
Claro que no es incorrecto invitar colegas familiares a resolver un problema. Pero si nos enfocamos sólo en los lazos fuertes, perderemos las distintas perspectivas y experiencias críticas de aquellos con los que sólo poseemos lazos débiles. Estas ideas podrían ser la diferencia entre un negocio exitoso y otro que fracase.
Para crear una mejor cultura colaborativa
¿Cómo se adopta entonces una colaboración productiva con “mentes maestras” y no sólo con los “sospechosos de siempre”? Aquí unas sugerencias:
- Identifique el problema. Mire detenidamente al problema que requiere abordar y determine el conocimiento específico que requerirá para resolverlo.
- Amplíe su red. Con base en su evaluación, comience a buscar en su red los perfiles que más se acerquen al problema que identificó. Haga caso omiso de títulos de trabajo, en su lugar céntrese en la contratación de trabajadores con las habilidades y competencias que resuelvan el problema. Esfuércese por conseguir la más amplia gama de antecedentes, opiniones, responsabilidades de trabajo y la permanencia en la organización cuando sea posible.
- Obtenga recomendaciones. Por supuesto que esta sugerencia plantea una cuestión obvia: ¿Cómo identificar los lazos débiles que sin embargo pueden ser fundamentales para su equipo? La respuesta según mi amiga, es solicitar recomendaciones de colegas. No tenga miedo en preguntar, por ejemplo, “¿Me puede recomendar a una persona que tenga experiencia en la financiera?”
La próxima vez que esté a cargo de resolver algún problema de negocio, tome nota de uno de los más acaudalados hombres de la historia. Probablemente no lo convertirá en un millonario a corto plazo, pero lo hará un héroe en la oficina.
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