Aprender a interactuar con las costumbres y filosofía laboral de una región determinada es clave para desarrollar estrategias de relación laboral y de inversión entre países
Para lograr objetivos empresariales ambiciosos, como la expansión y la incursión en mercados de diferentes regiones del mundo, en un contexto cada vez más complejo y competitivo, las organizaciones están obligadas a desarrollar nuevas capacidades, habilidades y compromisos bajo un enfoque global, contemplando los aspectos legales, sociales, políticos, económicos y culturales de cada país involucrado.
Aprender a interactuar con las costumbres y filosofía laboral de una región determinada es clave para desarrollar estrategias de relación laboral y de inversión entre países, señaló la Dra. Victoria González Gutiérrez, Profesora Investigadora del Colegio de Administración y Negocios, CETYS Universidad Campus Mexicali
Mientras en algunos países la principal prioridad de vida es el trabajo, y la forma en la cual las personas se comprometen con el trabajo es agobiante, y a la vez factor distintivo para gozar de alto reconocimiento, respeto y validez para la empresa, en otros se le otorga mayor relevancia a la armonía del individuo tanto a nivel personal como con la empresa, buscando que siempre tenga disponibilidad y satisfacción laboral, para que así la empresa siempre exista y sea apreciada como un lugar en dónde trabajar y ver realizados sus sueños.
“Para quienes se desarrollan en empresas cuya filosofía es la de trabajar para vivir, su lugar de trabajo es un mal necesario, por medio del cual satisfacen sus mínimas necesidades, de tal suerte que no ven a la empresa como un medio importante de desarrollo, y desde su cultura laboral, ven al inversionista, como la persona que se lleva las ganancias de su esfuerzo, esto trae consigo eventos desafortunados en los cuales el trabajador no dará el máximo en su potencial, lo que se traduce en una falta de compromiso y lealtad”.
Es por ello que los inversionistas deben conocerse más allá de sus finanzas y planes de crecimiento, y comprometerse a adecuar su estructura laboral a las condiciones y estructuras normativas de la región en donde pretenden operar, creando una cultura laboral justa, equitativa y congruente con las exigencias actuales.
“De esta manera puede generarse un comportamiento humano adecuado, que lleve a la construcción de empresas competitivas que, a su vez, puedan colocarse dentro de los grupos empresariales de clase mundial”, concluyó la docente.
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