El hombre creativo
Por Héctor Medina Varalta
El neurótico se salva de su neurosis cuando es creador.
J. Del Amo.
Las ideas y la inspiración vienen de las fuentes universales: de una estrella, un árbol, un amigo, un desconocido, un niño, una montaña, una pradera soleada, el mar, los libros, las charlas, de los murmullos del amor y la bondad de Dios.
Un claro ejemplo lo podemos apreciar en la vida del escritor Wilferd A. Peterson quien comenta en su libro El arte del pensamiento creativo: “Cuando cumplí 84 años, el Colegio Aquinas celebró mi carrera de escritor dándome el grado honorario de Doctor en Letras Humanas. Al aceptar el grado con profundo aprecio, dije que las palabras no habían salido de mí, sino que pasaban a través de mí. Yo servía sólo como un canal para su flujo.”
Juan Rulfo
De acuerdo a Peterson, la tarea de un escritor, es sintonizarse con la vida, mantenerse abierto, receptivo y consciente. Un escritor, no debe esperar a que le llegue la inspiración, sino que debe empezar a escribir. Esto me recuerda el caso de Juan Rulfo quien de joven escribe dos novelas cortas de gran mérito: Pedro Páramo y El llano en llamas, y luego durante 25 años se pierde. Surge a la fama en 1980 por obra y gracia de personajes políticos interesados en rendirle homenajes públicos y ruidosos. Pero las musas no vuelven a él.
¿Creatividad o casualidad?
Por otra parte, Mauro Rodríguez Estrada, autor de Psicología de la creatividad comenta que en una entrevista realizada con E. Estraluzas en Frankfurt, Alemania, durante la feria del libro, explica el nacimiento de su obra maestra: “Mi pueblo, al que volví-comentó Rulfo-, estaba casi vacío. Todos habían emigrado. Aquello era Jalisco. Al pueblo lo llamé Comala, en la novela, que se me ocurrió escribir de un saque. Lo hice un poco para confundir la vanidad de los críticos. Quise hacer un chiste, ¿me entiendes?, y empecé a tomármelo en serio. La novela no está escrita con el seso, no. Salió de otro lado, anda tú a saber de dónde demonios salió… Fue una experiencia, un tiro al blanco que salió con fortuna”.
Otro ejemplo de creatividad
Tenemos el ejemplo de Claude Joseph Rouget autor del bellísimo himno nacional de Francia, La Marsellesa, era un oficial del ejército, que nunca se había ocupado más que en asuntos técnicos de la rutina militar. En una ocasión se puso a beber junto con sus compañeros; exaltaban todos los honores de la patria y él se fue acalorando a la par con ellos y empezó a expresar su ardor bélico en forma más y más entusiasta. Y allí creó La Marsellesa de un solo tiro. Sin saberlo y sin proponérselo, un hombre perfectamente mediocre había creado en virtud de una inspiración única, una de las poesías y una de las melodías inmortales del mundo. O, para ser más exacto, no fue él precisamente quien producía ese milagro, sino que lo fue el genio de la hora, pues a partir de aquel instante nunca más logró un poema de verdad, ni melodía real alguna…”- El arcano de la creación artística, Espasa Calpe, Buenos Aires, 1952, pág. 135”.
La creatividad en el hombre primitivo
Según mi opinión, Rulfo al igual que el bohemio militar, por alguna u otra razón se bloquearon porque la creatividad es innata en el hombre. Basta contemplar las pinturas rupestres de los primeros hombres primitivos que dibujaron con gran precisión todo aquello que estaba a su alrededor y cómo mezclaron los colores en esas primeras obras de arte.
Características del hombre creativo
Según Rodríguez Estrada, el hombre creativo se caracteriza porque nunca se limita a las ocho horas de trabajo, ni han excluido los sábados y los domingos, el hombre creativo suele tener un vocabulario rico, exacto original y muy personalizado. La pobreza de lenguaje casi siempre va acompañada de pobreza de pensamiento. Otra característica, es la espontaneidad, ya que es el arma más poderosa del hombre creativo. Estrada insiste en que es verdad que, más como excepción que como norma, el genio desordenado, pero nunca el genio holgazán y comodino.
Quienes colaboramos en este periódico nos agradaría mucho conocer su opinión. Ah, y recuerden esta frase de Tomas Alva Edison: “el genio se compone de 99 por ciento de transpiración y sólo uno por ciento de inspiración”.
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