Por Héctor Medina Varalta
Jorge Luján presentó Jardín de las formas con ilustraciones de Linda Wolfwsgruber, un libro que escribió reuniendo su amor por las formas geométricas y por la arquitectura, pues además de ser escritor también es arquitecto y, por otro lado, su amor por la poesía. Es un libro que los niños pueden disfrutar en la escuela en las clases de matemáticas, de arte y de lengua española porque reúne esas disciplinas. Todo esto sucedió, un día en que se imaginó que, las formas geométricas puras si nosotros las reuniéramos en un lugar formarían un parque. Por eso el libro se titula El jardín de las formas. Algunos de estos poemas son caligramas, es decir, imitan la forma de aquello de lo cual se habla. Por ejemplo, hay un poema que tiene la forma exacta de un rombo y dice: El rombo es un es un trombo perfecto y abierto como la boca del asombro.
Poesía para niños
Hay otros que están vinculados, por ejemplo, a experiencias personales que el autor tuvo cuando hizo el servicio militar, en la ciudad de Córdova, Argentina, lugar donde nació. Un buen día, vio amanecer por un lado del horizonte, mientras por el otro, se ponía la luna; una media luna estaba metiéndose y un medio sol estaba saliendo. El poema del semicírculo que está muy bellamente ilustrado por Linda Wolfwsgruber, dice así:
El sol del amanecer levanta su ceja roja, la luna que ya se va, nomás de verlo, se sonroja.
Es una manera de encontrar el amor en las formas geométricas, en los semicírculos en las esferas. En el caso del trapecio, que es una forma muy rara, es una especie de rectángulo, pero que no tiene paralelos, más del de arriba que el de abajo, por decirlo, pero de los costados no. Esto le dio pies para escribir un poema de aceptación de lo diferente, un poema que pensara cómo se iba a sentir el trapecio en medio del círculo y el cuadrado tan perfectos. De esta manera se le ocurrió escribir este poema: Trapecio.
Las figuras geométricas cobran vida con la poesía
¡Pirámide cortada!- le gritan en la calle!, ¡triángulo incompleto!-murmuran por lo bajo; pues yo les apuesto que es menos divertido lo igual que lo distinto- responde el trapecio. Y sin perder la calma, los invita a pasar a su tienda de campaña. Así, Luján se fue dando cuenta que a través de la figura geométrica que afloraran los sentimientos humanos, por ejemplo, con el pentágono se le ocurrió, junto al triángulo y el cuadrado; el pentágono se pregunta si no le sobra algún costado, pero al levantar la mirada descubre miles de figuras tan bellas como la suya. El pentágono, al igual que el trapecio, tenían problemas.
Les gusta mirar las flores
En otros casos, sólo es el placer, por ejemplo, en el óvalo dice así: ¡Qué lindos son los óvalos y más si andan de a dos. Les gusta mirar las flores, los pájaros, los ríos y, desde el espejo les gusta mirarte a vos.
Hay que recordar que en Chiapas, Guatemala y Centroamérica y no sólo en Argentina, también se habla de vos. Por consiguiente, la rima es muy importante porque ¡qué lindos son los óvalos y más si andan de a dos. Por eso, Luján necesitaba que tuviera fuerte el final; les gusta mirar las flores, los pájaros, los ríos y, desde el espejo les gusta mirarte a vos.
Los niños, por naturaleza, son poetas
En lo particular les recomiendo mucho el libro El Jardín de las formas; yo escribí la poesía, soy Jorge Luján, Linda Wolfwsgruber, con ese apellido alemán realizó las ilustraciones. Ella nació en Italia, casi en la frontera con Suiza, junto a la cadena montañosa de los dolomitas, que es una preciosura. El libro lo editó Lo que leo y es muy colorido. Espero que le hagan un pequeño lugar en su corazón. Por último, el autor puntualizó- Los niños, por naturaleza, son poetas, porque la manera que tienen de reinterpretar el mundo o de sentirlo, es tan especial, que siempre le atribuyen otras palabras a las cosas que nosotros usamos. Entonces, si a los niños les acercamos verdadera poesía no nada más una rimita fácil sino un texto en el cual ocurre una trasformación, ocurre una revelación, ocurre un descubrimiento, se manifiesta un sentimiento o una emoción.
La poesía es un placer para los sentidos
En esos casos, he notado que los niños pueden apreciar profundamente la poesía porque las llevan en ellos, viven en un mundo imaginario que es poético. Por lo tanto, sólo hace falta acercarles a los niños libros de poesía, que en este caso, están acompañados por imágenes muy bellas. Es un placer para los ojos, es un placer para el oído, porque la poesía debe sonar muy bien y es un placer para el corazón.
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