miércoles, 6 de septiembre de 2017

Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, una puerta al pasado


Primera parte

Por Héctor Medina Varalta



En la calle Reforma 362 en el Centro Histórico de la ciudad se encuentra el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara. En entrevista exclusiva para newsinformanet.us, la Lic. Glafira Magaña Perales, directora técnica  de esta fundación, amablemente nos concedió una audiencia, relatando amenamente acerca de todo el acervo cultural que resguardan los muros de esa casona. De acuerdo a sus palabras, el documento más antiguo escrito para la Arquidiócesis  es de 1572, pero también tienen el Libro del Cabildo que también se encuentra en resguardo del año 1552: es la primera carta del virrey de Mendoza en la que da instrucciones para la región de Jalisco, dando órdenes para que construyan cuatro escuelas en Ciudad Guzmán, Atoyac y en otros lugares para que los indígenas aprendieran el idioma español, pues era más fácil que ellos aprendieran el castellano, a que los sacerdotes aprendieran toda la variedad de lenguas que había en esta región.
Casa del Ave María
El Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara está abierto para todo el público que quiera investigar la historia de Guadalajara, sin embargo, les dan preferencia a los historiadores. Como la Lic. Magaña dio clases en la Universidad de Guadalajara pidió autorización para que los alumnos lo visitaran, porque sólo se permite la entrada a profesionales, pues lo que ahí reguardan es tan especializado que debe ser consultado por ellos. Además, como es un archivo privado, tienen sus normas. Por lo tanto, la Universidad de Guadalajara tiene un convenio con este archivo para que lo visiten los alumnos de filosofía, letras hispánicas e historia. El cardenal Juan Sandoval Iñiguez la destinó para que fuera el archivo histórico; Sandoval Iñiguez invitó a la Lic. Magaña a colaborar con él, pues la directora se encontraba en la Ciudad de México. Magaña aceptó con la condición de que no pusieran el archivo en un sótano ni en Catedral porque no hay espacio. Sandoval Iñiguez comentó que ya tenía una casa, que es esta, que se llama la Casa del Ave María, la llaman así porque en el exterior está escrito así. Muchas casas de Guadalajara tienen escrito Ave María porque era como el saludo de todas las familias, es decir, como si dijeran: “Bienvenido a tu casa”.
Administrador de documentos
En el lugar donde se realizó la entrevista se llama Procesos Técnicos, las dos muchachas que ahí laboran son de la Universidad de Guadalajara, ellas están haciendo un trabajo muy bueno, apoyándoles en la catalogación, y al mismo tiempo ellas pueden titularse por medio del trabajo que realizan. La directora del archivo tiene 17 años trabajando en dicho lugar, pero se fue a la capital a estudiar en la Escuela de Antropología; al realizar su servicio social le ofrecieron trabajo en el Archivo de la Nación. De ahí la enviaron a estudiar a la Universidad de Córdova, en Argentina, lo que es la Administración de Documentos. En Argentina le llaman archiveros o administradores de documentos, pero no es lo mismo archivista que administrador de documentos.
Breve historia de la casa
Los dueños de la casa, que era mucho más grande, fue la familia García Sancho, después de 1750; en ese entonces había sólo  cuatro o seis casas cuando mucho en una manzana. Posteriormente,  parece ser que pasó a manos del esposo de una de las mujeres García Sancho, y se llamó la Casa Ancira, después fue entregada a la Iglesia, pues el administrador era un García Sancho. Estoy hablando a principios del siglo XIX, durante la persecución religiosa. En ese momento, el señor Orozco y Jiménez la puso a nombre de un joven, pidiéndole que cuando pasara la persecución la entregara a la iglesia; la casa se entregó en 1980 al Cardenal Posadas Ocampo, se recibió como una donación de la familia, pero ya había ese antecedente y los documentos, el archivista simplemente guarda y acomoda documentos; el administrador sabe qué guarda y qué no debe guardar, así cómo debe guardar y cómo se hacen los Instrumentos de Control y Consulta, sobre todo, hay qué hacer dos instrumentos: la difusión, el inventario-lo tienen por cajas, y dentro de la caja puede haber papel revuelto; entonces, a la hora de catalogar, las chicas las van sacando y acomodando caja por caja y expediente por expediente, asunto por asunto. Son cuatro inventarios que se hacen. Por eso es que la catalogación es muy tardada, es de por vida. Magaña comenta que, el archivo es tan extenuante, que nunca ha visto uno terminado.
Fray Antonio Alcalde y el obispo Cabañas
La directora también trabajó en Tlaxcala donde fue directora de una institución y todo el sistema de allá se realizó en Guadalajara, solamente lo dejó a la mitad catalogándose. Por otra parte, el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, es un lugar muy cómodo y se trabaja tranquilamente, y hay trabajo a morir. La sección especial del señor Orozco y Jiménez fue lo último que se incorporó. Estaba reservada toda su documentación porque había mucha polémica en el gobierno, y por eso se tenía guardada, pero eso ya se superó.
También cuentan con el archivo de los diezmos, esa parte no pertenece a la administración del obispo, sino que lo llevaban los canónigos, pues eran los que se encargaban de recogerlos y hacer el reparto, que era el quinto real, es decir, cinco novenos se iban a España. Se hacían nueve partes de todo lo que entraba, y ya cuando se hacía el corte que son los libros titulados Repartimientos, se reunía todo lo que llegaba de la región de los Altos: San Juan de los Lagos, Jalostotitlán, San Julián, entre otros y cuando ya tenían el total final, venía ya el repartimiento: cinco se iban para el rey de España y los otros cuatro se quedaban con el obispo para sostener desde la Real Audiencia, construcción de iglesias, para el desarrollo social. El obispo Cabañas era el más minucioso y qué maravillas hizo, al igual que fray Antonio Alcalde, todo era para obras de caridad.
Los diezmos se utilizaban para la salud, escuelas e iglesias
La iglesia no se quedaba con los diezmos, todo lo que se invirtió están en los libros. La mayoría de las personas cree que la iglesia se quedaba con los diezmos, si el rey se los confiaba a ellos era porque sabía que le iban a entregar cuentas claras, pues no se lo dejaba al virrey o al oidor, pues sabía que la iglesia iba a ser buena entrega del diezmo que le tocaba. La iglesia en general era minuciosa, uno de los libros en el que hace las cuentas un canónigo, escribe: “Por fin terminé con este cierre que me ha costado tanto trabajo; ojalá que alguien lo vaya a leer alguna vez”. Son pasajes que Magaña considera muy interesantes para un estudio económico: para las partes que mandaban de cada lugar, qué sembradíos había, que era lo que pagaba diezmo y qué era lo que no pagaba. Es una parte, pues hay otra en la Catedral que la tienen los canónigos, que también la arqueóloga los arregló, pero ella no sabía que existía esta, hasta que le llegó cuando se hicieron los arreglos en Catedral para el museo, en una habitación había una gran cantidad de documentos y se lo llevaron al archivo histórico.
Tesoros culturales dela Iglesia
En dicho museo se encuentra el Arcón de Tres Llaves, que eran unos baúles del tamaño de un escritorio grande con tres chapas. En esa época eran tres personas que las tenían que abrir; nadie podía hacerlo solo, pues ahí se guardaban los dineros, tenían que estar las tres personas juntas a fin de poder abrirlo, y desde luego, a quien se nombraba tenían que ser personas probas de gran rectitud. Si se iba a sacar algo tenían que estar presentes los tres para que dieran testimonio de lo que se sacaba; en Guadalajara hay uno, pero en la Ciudad de México hay muchos. En la Catedral de México hay unos arcones enormes que tanto le encantaron que le pidió al padre que los pusieran por donde sube la gente al archivo y pudiera apreciar. Por último, la antropóloga e historiadora nos mostró un documento escrito en latín del año 1579, de un Pantaleón Abreu, arzobispo episcopal de la Ángelopolis (Puebla) para organizar el Concilio, es de los primeros escritos que se hacían, en los que se reunían los obispos, dos o tres que había, pues eran muy pocos y arreglar cómo iban a trabajar en equipo. El documento se tuvo que lavar para arreglarlo, ya que había que restaurarlo, Magaña, nos mostró los parches que le pusieron, el hongo es el que los puede dañar, pues como estuvieron escondidas en la torre de Catedral mucho tiempo, en cajas durante la persecución religiosa. En medio de las dos torres (de Catedral) existe un salón muy grande, que por fuera no se ve, de ahí las mandaron, las lavamos, se parchan y ahí las tienen
Si usted quiere visitar el archivo, puede visitarlo de 9 de la mañana a 2 de la tarde, está abierto de lunes a sábado, a excepción del jueves. El sábado visitan el Archivo Histórico de la Arquidiócesis  de Guadalajara de ciudades como: San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Michoacán, entre otras.

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