Depresión Sonora presenta “Domingo Químico”, tercer adelanto de su próximo álbum “Los Perros No Entienden Internet”, que verá la luz este otoño. En esta, propone un relato en el que el último día de la semana deja de ser un día de descanso para convertirse en un laboratorio emocional y autodestructivo.
Así, su estribillo (“Domingo químico, voy a dejarme caer”) funciona como el núcleo gravitacional de la pieza. La palabra químico se despliega en varias capas: es referencia obvia a las drogas y al reajuste hormonal artificial, pero también metáfora del bajón emocional que sigue a esa regulación. El efecto es devastador y hermoso a la vez: símbolo del abismo, pero también de la catarsis.
Con “Domingo Químico”, Depresión Sonora avanza hacia un territorio más amplio y refinado, alejándose de las texturas áridas de sus primeros trabajos para explorar un sonido más atmosférico y expansivo. La canción se sostiene sobre una base rítmica heredera del post-punk que funciona como columna vertebral, mientras la percusión oscila entre lo seco y lo reverberante, otorgándole tanto urgencia como apertura. Además, el uso de sintetizadores es clave en esta nueva etapa: no se limitan a aportar color, sino que generan un colchón envolvente que convierte el tema en una experiencia casi hipnótica.
Los arreglos electrónicos se sitúan entre la densidad del darkwave y la luminosidad del future-pop, abriendo un espacio sonoro más tridimensional que en anteriores producciones. A cargo de Marcos Crespo junto a Harto Rodríguez, con mezcla de Chris Coady (Beach House, Yeah Yeah Yeahs) y masterización de Greg Obis, se acerca así al dream-pop que fue tendencia a comienzos de siglo.
El nuevo single de Depresión Sonora no ofrece cierre ni resolución: queda suspendido en el mismo estado de colapso con el que empieza. Y ahí está su fuerza: en reconocer que el bajón no necesita moraleja. Es un himno a la vulnerabilidad, una pieza que transforma el derrumbe en un paisaje compartido. | 
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