Livia Brito o paga, o cárcel, por romperle la nariz a Paparazzi y robarle su cámara en una playa.

by Alberto Esteves Arreola 

La " actriz" cubana Livia Brito, se niega a pagar Un Millón, 200 mil pesos, al Periodista mexicano el Paparazzi Ernesto, Zepeda, a quien golpearon en una playa ella y su novio, también extranjero. La "actriz" cubana y su "peor es nada" Mariano Rodríguez, ahora son un par de hampones por romperle la nariz y robarle su cámara de fotografía. 

Pero la cubana en lugar de pagarle, lo ataca en los  juzgados para evitar el pago, pero esto ya es definitivo, el juez fallo en su contra y tiene que liquidarle por Dictamen legal.

Mientras tanto la mula cubana sigue atacando en juzgados al un fotógrafo mexicano, en lugar de pagarle su equipo de trabajo que fue robado por el novio de esta "actriz". El agresivo novio le rompió la nariz al periodista por tomarle fotos a Livia para un reportaje. 

El periodista quedó sangrando. Esta mujer que ni buena actriz es se quejó de las fotos, pero ella es un personaje público pero muy X en sus actuaciones", indico Gabriela Téllez de revista internet. 

Añadió, "es tan mula está extranjera que hizo una demanda más contra el fotoperiodista para no pagar al fotógrafo su cámara, más graves lesiones y las injurias de la desquiciada y su novio quien también tiene responsabilidad y aunque ya no es su novio e igual es extranjero, deberá pagar pues ahora ya se van los jueces y ministerios públicos que venden sus decisiones al mejor postor". 

Livia Brito, ante su actitud y poca humanidad, hacia el periodista, ahora se ganó el odio de la gente e igualmente un productor moreno que la apoya en la televisión es duramente criticado y es que no toma en cuenta que es mexicano.

La mujer que no es la más bella del espectáculo debería agradecer que México le dio entrada a su "dizque talento cubano" que no es destacado es muy chafa y menos ahora que un productor medio loco, de una televisora trata de salvarla de su caída porque que fue eminente grosera, mal educada y vale madres", opina Clara Verónica N., periodista independiente.