Recibir esta noticia puede provocar estrés prolongado, angustia por diabetes, síntomas de depresión y ansiedad y otros trastornos. 9 de cada 10 mexicanos pueden prevenirla y/o controlarla con hábitos saludables, pero lograrlo requiere autocontrol, resiliencia y habilidades que pueden adquirirse con ayuda profesional, explica Experta CETYS
En la actualidad, 10 millones de mexicanos viven con diabetes. A nivel mundial, México ocupa la novena posición en el ranking de incidencia de esta enfermedad. Pese a estas cifras alarmantes, otorgadas la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino, hasta el 94.4% de dichos pacientes mantienen un mal control de su padecimiento. Gracias a diversas creencias y mitos culturales muchos de ellos optan por tratamientos alternativos o naturistas en lugar de los fármacos prescritos por su médico, complicando su diagnóstico y tratamiento.
La diabetes es una enfermedad crónica; es decir, una vez detectada puede controlarse pero no tiene cura. Sin embargo, 9 de cada 10 mexicanos pueden prevenir incluso el diagnóstico (en el caso de la diabetes tipo 2) con una dieta balanceada, ejercicio regular, y moderando el consumo de tabaco y alcohol.
Aunque puede parecer irónico por tratarse de la salud propia, llevar a cabo esas acciones antes y después de vivir con diabetes es complicado. “El autocontrol es exigente y complejo. Actividades como el control de la glucosa en sangre, la inyección de insulina, ingerir medicamentos, la actividad física regular y la alimentación saludable requieren una comprensión integral de la diabetes, así como un afrontamiento saludable y habilidades para la resolución de problemas y la reducción de riesgos”, señaló la Mtra. Marilyn Martínez Larios, docente de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali.
En el marco del 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes, una fecha dedicada a la concientización acerca de sus causas, consecuencias y principalmente a la prevención, la especialista destacó que consiste en mucho más que una condición de salud física, pues tiene impactos conductuales, psicológicos y sociales, y exige altos niveles de autoeficacia, resiliencia, control percibido y empoderamiento.
“Por lo tanto, no es sorprendente que vivir con diabetes tenga un impacto negativo en el bienestar emocional y la calidad de vida de muchas personas que viven con esta enfermedad”.
Se trata de un proceso de salud a enfermedad, que tiene diversos impactos en el paciente y puede alterar su forma de vivir, pues cuando llega el diagnóstico, éste no sólo amenaza su salud, sino también su estilo de vida, porque controlarla adecuadamente representa hacer cambios en su rutina diaria.
Las indicaciones médicas van desde restringir algunos tipos de alimentos, dependiendo de cada caso, hasta evitar bebidas azucaradas y restringir la ingesta de alcohol, lo cual puede ser difícil para cualquier persona. Las responsabilidades adicionales, como el seguimiento de la glucosa en sangre y la insulina, pueden ser difíciles de recordar al principio, las citas con el médico pueden causar tiempo fuera del trabajo y los costos de las revisiones pueden ser onerosos.
Recibir un diagnóstico de diabetes puede provocar estrés prolongado que puede derivar en el aumento del azúcar en la sangre, que a su vez, puede ocasionar cambios rápidos en el estado de ánimo y síntomas mentales como fatiga, dificultad para pensar con claridad y ansiedad. El estrés también puede dificultar el seguimiento de la rutina de mantenimiento de la diabetes.
En este caso, es recomendable buscar patrones; ser consciente del nivel de estrés cada vez que se registre el nivel de azúcar en sangre y analizar si surge un patrón. De ser así, el paciente puede aprender a detectar las señales de advertencia de estrés y tomar medidas para prevenirlo y mantener bajo el nivel de azúcar en la sangre. Esto puede requerir el apoyo de un profesional de la salud mental.
Además, puede presentarse una condición llamada angustia por diabetes que comparte algunos rasgos de estrés, depresión y ansiedad. “A diferencia de la depresión, la angustia por diabetes puede relacionarse con factores causales relacionados con el padecimiento. Por ejemplo, el miedo a la hipoglucemia o un nivel muy bajo de azúcar en sangre puede causar una gran preocupación. También puede verse afectada por factores externos como el apoyo familiar y social y los servicios de atención médica”, detalló la docente.
Se estima que entre el 33% y el 50% de los pacientes diabéticos experimentan angustia por diabetes en algún momento. Si bien, ésta no se puede tratar con medicamentos, la terapia psicológica y los grupos de apoyo pueden ser útiles.
Al igual que la diabetes, las afecciones de salud mental son tratables. Cuando ambas se conjuntan, la terapia es una opción de tratamiento extremadamente útil para beneficiar tanto al paciente como a quienes le rodean.
“Los psicólogos capacitados en procesos de salud y enfermedad pueden ayudar a manejar el estrés, a comprender la condición de salud mental, identificar factores desencadenantes que pueden empeorar las cosas y aprender habilidades de afrontamiento, apoyándose en los medicamentos otorgados por el médico.
Así como el tratamiento médico para la diabetes debe ajustarse con frecuencia para hallar una solución a largo plazo, encontrar el tratamiento de salud mental adecuado puede llevar tiempo y ser un proceso de prueba y error, que vale la pena seguir para mejorar la calidad de vida del paciente”, concluyó la especialista.
0 Comments:
Publicar un comentario