sábado, 7 de julio de 2018

Libros fraudulentos Vida después de la vida

Por Héctor Medina Varalta

Leer es un hábito hermoso y satisfactorio, en cada libro encontramos mayor conocimiento. No obstante, en ocasiones hay que tener un poco de buen juicio para encontrar si el libro que estamos leyendo tiene bases científicas, religiosas, políticas o del tema que se esté tratando. En esta ocasión, tocaré un libro que desde su aparición hasta la fecha ha dejado jugosas ganancias tanto a la editorial como al autor, me refiero a Vida después de la vida. La primera investigación de testimonios reales sobre <<Experiencias Cercanas a la muerte>> (ECM), escrita por el médico Raymond A. Moody JR. Tan sólo se han vendido más de un millón de ejemplares en español. Este libro se publicó en 1975, el prólogo a la Primera Edición Inglesa lo escribió la famosa tanatóloga Elisabeth Kübler-Ross, esto no quiere decir que en este fraude literario ella esté inmiscuida. Lo que pudo suceder, es que, como Kübler-Ross, era una apasionante investigadora acerca de este tema, al leer el libro de Moody creyó todo lo que el psiquiatra supuestamente investigó.
Una mujer ejemplar
Elisabeth Kübler-Ross realizó sus estudios de medicina con la esperanza de poder viajar a la India como misionera laica, tal y como había hecho Albert Schweitzer yendo a África. No obstante, la vida o el destino la llevó a Nueva York, dónde empezó a trabajar con enfermos mentales, a pesar de tener pocos conocimientos teóricos de la rama de psiquiatría. A base de escucharlos y de convivir amorosamente con ellos, al cabo de cuatro años la mayoría había vuelto ya a emprender una vida independiente, aceptando sus responsabilidades. Poco después, se dio a la tarea de acompañar a los enfermos terminales, muy en especial a ancianos y niños pequeños. Siguiendo el mismo proceso, de escuchar y estar muy receptiva a lo que estas personas querían comunicarle, empezó, pues, a elaborar un esquema de las fases por las que pasa una persona que se enfrenta a la muerte, así como a la pérdida de un ser querido: dolor, rechazo a la situación, enfado, negociación, aceptación, reconciliación con el proceso. Estos trabajos le valieron el reconocimiento internacional en el incipiente campo de estudio de la tanatología: el proceso de morir.
Vida después de la vida ha vendido casi diez millones
Con el paso del tiempo, Kübler-Ross tuvo algunas experiencias extra corporales y transcendentes que confirmaron lo que le habían dicho muchos de sus pacientes, acerca de seres y visiones que acontecían justo antes del momento de la muerte, eran algo verídico que cabía tener en consideración, como uno de las etapas de mayor importancia en este proceso. Esa es una de las posibles razones por las que escribió el prólogo: creyó que Raymond A. Moody era sincero en su aparente trabajo de investigación. Por otra parte, uno de los detractores del psiquiatra estadounidense, el escritor y periodista español Pepe Rodríguez, en su libro Morir es nada, desenmascara a Moody; en el capítulo Raymond Moody: >>Reniego de mi libro Vida después de la vida y lo declaro nulo y vacío>> del libro mencionado, expone: “Si algún autor es conocido en todo el mundo por sus textos sobre la presunta supervivencia a la muerte  éste es Raymond Moody Jr. De su primer libro, Life after life (Vida después de la vida), se han vendido casi diez millones-Rodríguez publicó el libro  en 2002-de ejemplares desde su publicación en 1975; sus obras posteriores tuvieron menos repercusión, pero se convirtieron igualmente en éxitos comerciales”.
Raymond Moody se retracta
Más adelante Pepe Rodríguez relata que Moody no esperaba tanto éxito y ganó adeptos en diferentes países, que abandonó su carrera universitaria para convertirse en un profeta de Vida después de la vida. “Pasaron los años-prosigue Rodríguez-, disminuyeron las ventas, los ingresos y el protagonismo, y Raymond Moody se descubrió solo abandonado y criticado casi por todos, sin el menor prestigio y condenado a ser la marioneta del gran supermercado esotérico y new age que le hizo rico. No era su mejor momento y, con veintidós años de retraso, dio un paso bien curioso para intentar recuperar algún prestigio y recuperar algún prestigio y nivelar su cuenta corriente. La vía para acercarse a sus propósitos fue un nuevo libro titulado, The Last Laught (La última risa o Quien ríe al último…), que tuvo que editarse él mismo. The Last Laught, según Moody, es un texto compuesto por los descartes de aquello que escribió en sus otros libros y que según sus editores no le quisieron publicar. En una entrevista publicada por su amigo Francisco López-Seivane en la revista española Más Allá (Moody  escribió el artículo: No hay evidencia científica de que exista vida después de la vida), con la ocasión de la edición de ese libro en Estados Unidos, Raymond Moody se despachó a gusto con sus antiguos editores, pero haciéndolo se puso también así mismo en la picota.
Dizque los editores metieron mano al libro
Para justificar la autoedición de su libro The Last Laugh, Moody explicó: “La verdad es que, en su insaciable búsqueda de beneficios, los editores persiguen siempre obsesivamente el sensacionalismo. Durante veinte años mis libros, víctimas de esa obsesión, han sido tan manipulados y tergiversados, que, muchas veces, ni siquiera me reconozco en ellos. Por eso me he visto obligado a sacar a la luz pública todos los pensamientos que los editores comerciales han recortado a mis libros, sin importarles que con ello deformaban su mensaje y mancillaban mi imagen. <<Ha Habido portadas en las que podía leerse con sonrojante falsedad: “¡Pruebas científicas de que existe vida después de la vida!” Esto ha sido una fuente constante de disgustos para mí. Semejante sensacionalismo tal vez ayude a vender, pero arruina la credibilidad de su autor. Y mientras las editoriales se llenaban los bolsillos con las ventas, yo tenía que contestar a los críticos que me hacían las mismas objeciones que ya había anticipado y resuelto en los párrafos que los editores habían descartado. Todo eso se ha acabado. Con este nuevo libro espero restablecer mi identidad.
Eso sí, para que lo comprendan, tienen que comprar su último libro
En la entrevista publicada en la revista Más Allá, se le pregunta a Raymond Moody: >> ¿Reniega, entonces, de su mayor éxito, Vida después de la vida?>>, y éste responde: >>Completamente. Lo declaro nulo y vacío y pido a todo el mundo que no compren nunca más un solo ejemplar, a menos que lean antes, de principio a fin, The Last Laugh. En el futuro, únicamente responsabilidad por lo escrito en Vida después de la vida, si se lee y se interpreta en el más amplio contexto que proporciona este nuevo e imprescindible suplemento. >>
Sin querer, al escribir el prólogo de Vida después de la vida, Elisabeth Kübler-Ross fue víctima del fraude literario. Esto también le sucedió a Harold Sherman, un investigador sincero y pionero del mimo tema, al entrar en contacto con el estudio de El Libro de Urantia (un libro supuestamente divino), otro de los fraudes literarios, que en otro capítulo comentaremos. Sherman fue autor del libro La vida después de la muerte, escrito en la década de los años 40 del siglo pasado y traducido al español en 1977Para concluir cito una frase de Pepe Rodríguez, también autor de El poder de las sectas: No se preocupe, en algún lugar hay una secta que tiene la respuesta absoluta, y hasta probable que científica, a estas dudas. No hace falta salir a su encuentro, ella ya le está buscando a usted.

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