- 70% de las decisiones médicas para diagnóstico y tratamiento apropiado de un paciente se basan en los resultados de exámenes realizados en un laboratorio clínico.
- La selección adecuada de los instrumentos de recolección de muestras, impactan al menos en 80% en estos estudios.
México, 13 noviembre de 2017- Debido al impacto crítico sobre el diagnóstico y tratamiento de un paciente, la participación del laboratorio clínico es crucial, ya que, los resultados de exámenes procesados en esta área son el principal indicador del estado de salud o enfermedad de las personas y también son la base para el 70% de las decisiones médicas1.
Sin embargo, actualmente existe un alto porcentaje de errores en los laboratorios clínicos que afectan 95% de los costos adicionales para el cuidado de la salud. Diversos estudios indican que 61,9% de los errores cometidos en el laboratorio corresponden a la fase preanalítica2, esto es, desde el momento en que un médico genera la solicitud de examen, pasando por la toma, etiquetado y traslado de muestras de laboratorio, hasta la manipulación de los equipos e instrumentos de recolección; el 80% de los errores es debido a causas humanas en cada una de estas actividades.
Además de interferir en resultados incorrectos, los errores en la fase preanalítica de un laboratorio repercuten en la atención integral de los pacientes, mayores costos intrahospitalarios, tiempos de respuesta para control o pronóstico de una enfermedad, desperdicio de material, entre otros.
Tomando en cuenta este panorama, se realizó el Primer foro de expertos “Tendencias y nuevos retos: Eficiencia en la fase preanalítica” organizado por Becton Dickinson (BD), donde especialistas en el tema presentaron dos nuevos protocolos de mejores prácticas en fase preanalítica que actualmente son implementados en el Laboratorio Central del Instituto Nacional de Cardiología (INC) y el Laboratorio Clínico del Hospital de Traumatología y Ortopedia de Puebla (HTO).
Estos protocolos se han realizado en las salas de urgencia de cada institución, dando prioridad por un lado a los pacientes con infarto y, por otro lado, a los pacientes con traumatismos graves. Ambos modelos coinciden en la importancia de reducción de gastos a largo plazo, optimización de tiempos de respuesta, adaptación de procesos eficientes en la atención del paciente e importancia en la capacitación de personal médico para identificar y reducir los errores en fase preanalítica.
La Q.F.B Claudia Tavera, jefa del laboratorio central del INC, destacó la eficacia en el uso de un tubo especial de recolección sanguínea que, gracias a su tecnología, contrae el coagulo de sangre en 5 minutos una vez tomada la muestra, comparado con otros que tardan hasta 30 minutos. “Esto influye directamente en el tiempo de entrega de resultados al paciente, que para efectos del tiempo de respuesta a pacientes que se les realiza enzimas cardíacas, no debe rebasar de 60 minutos de acuerdo a las guías de práctica clínica; anteriormente el tiempo de respuesta era de 75 hasta 90 minutos de entrega de resultados", afirma la Q.F.B Tavera.
La selección adecuada de los instrumentos de recolección de muestras, impactan al menos en 80% en estos estudios3, por eso “es importante tomar en cuenta el costo-beneficio de invertir en nuevas tecnologías que permiten medir resultados, optimizar tiempos, evitar múltiples punciones a los pacientes, así como en el apoyo al personal médico para dar tratamientos asertivos”, resaltó la jefa del Laboratorio Central del INCAR.
Por su parte, la M. en C. Aurora Muñoz Pedraza, Jefe de Servicio Laboratorio Clínico y Servicio de Transfusión del HTO de Puebla y del Laboratorio de la Cruz Roja Mexicana de Puebla, hizo énfasis en la falta de capacitación y comunicación que existe entre el personal encargado de la clasificación y atención de urgencias clínicas (médicos, enfermeras, residentes, administrativos, etc.) y el personal del área de laboratorio (químicos y flebotomistas), las cuales impactan directamente en errores de la fase preanalítica y por consecuente en el diagnóstico y tratamiento para el paciente con traumatismos.
Entre los principales errores identificados están la recolección de sangre en tubo inadecuado, contaminación de la muestra, cantidad insuficiente, falla en el etiquetado y error de identificación. “Para reducir estas faltas es importante crear una cultura de atención en la cual se dé la importancia que merece el personal de laboratorio y que cada área hospitalaria entienda el correcto funcionamiento de los procesos clínicos”, indicó la jefa de laboratorio del HTO de Puebla. “Gracias al intercambio de conocimientos nuestros tiempos de respuesta en el equipo de urgencia ha mejorado y se han disminuido las repeticiones de muestras al igual que el desecho del material para toma de muestras”, agregó la M. en C. Aurora Muñoz Pedraza.
Las especialistas coinciden en que los retos actuales para aumentar la eficiencia de los procesos en fase preanalítica son:
Sin embargo, actualmente existe un alto porcentaje de errores en los laboratorios clínicos que afectan 95% de los costos adicionales para el cuidado de la salud. Diversos estudios indican que 61,9% de los errores cometidos en el laboratorio corresponden a la fase preanalítica2, esto es, desde el momento en que un médico genera la solicitud de examen, pasando por la toma, etiquetado y traslado de muestras de laboratorio, hasta la manipulación de los equipos e instrumentos de recolección; el 80% de los errores es debido a causas humanas en cada una de estas actividades.
Además de interferir en resultados incorrectos, los errores en la fase preanalítica de un laboratorio repercuten en la atención integral de los pacientes, mayores costos intrahospitalarios, tiempos de respuesta para control o pronóstico de una enfermedad, desperdicio de material, entre otros.
Tomando en cuenta este panorama, se realizó el Primer foro de expertos “Tendencias y nuevos retos: Eficiencia en la fase preanalítica” organizado por Becton Dickinson (BD), donde especialistas en el tema presentaron dos nuevos protocolos de mejores prácticas en fase preanalítica que actualmente son implementados en el Laboratorio Central del Instituto Nacional de Cardiología (INC) y el Laboratorio Clínico del Hospital de Traumatología y Ortopedia de Puebla (HTO).
Estos protocolos se han realizado en las salas de urgencia de cada institución, dando prioridad por un lado a los pacientes con infarto y, por otro lado, a los pacientes con traumatismos graves. Ambos modelos coinciden en la importancia de reducción de gastos a largo plazo, optimización de tiempos de respuesta, adaptación de procesos eficientes en la atención del paciente e importancia en la capacitación de personal médico para identificar y reducir los errores en fase preanalítica.
La Q.F.B Claudia Tavera, jefa del laboratorio central del INC, destacó la eficacia en el uso de un tubo especial de recolección sanguínea que, gracias a su tecnología, contrae el coagulo de sangre en 5 minutos una vez tomada la muestra, comparado con otros que tardan hasta 30 minutos. “Esto influye directamente en el tiempo de entrega de resultados al paciente, que para efectos del tiempo de respuesta a pacientes que se les realiza enzimas cardíacas, no debe rebasar de 60 minutos de acuerdo a las guías de práctica clínica; anteriormente el tiempo de respuesta era de 75 hasta 90 minutos de entrega de resultados", afirma la Q.F.B Tavera.
La selección adecuada de los instrumentos de recolección de muestras, impactan al menos en 80% en estos estudios3, por eso “es importante tomar en cuenta el costo-beneficio de invertir en nuevas tecnologías que permiten medir resultados, optimizar tiempos, evitar múltiples punciones a los pacientes, así como en el apoyo al personal médico para dar tratamientos asertivos”, resaltó la jefa del Laboratorio Central del INCAR.
Por su parte, la M. en C. Aurora Muñoz Pedraza, Jefe de Servicio Laboratorio Clínico y Servicio de Transfusión del HTO de Puebla y del Laboratorio de la Cruz Roja Mexicana de Puebla, hizo énfasis en la falta de capacitación y comunicación que existe entre el personal encargado de la clasificación y atención de urgencias clínicas (médicos, enfermeras, residentes, administrativos, etc.) y el personal del área de laboratorio (químicos y flebotomistas), las cuales impactan directamente en errores de la fase preanalítica y por consecuente en el diagnóstico y tratamiento para el paciente con traumatismos.
Entre los principales errores identificados están la recolección de sangre en tubo inadecuado, contaminación de la muestra, cantidad insuficiente, falla en el etiquetado y error de identificación. “Para reducir estas faltas es importante crear una cultura de atención en la cual se dé la importancia que merece el personal de laboratorio y que cada área hospitalaria entienda el correcto funcionamiento de los procesos clínicos”, indicó la jefa de laboratorio del HTO de Puebla. “Gracias al intercambio de conocimientos nuestros tiempos de respuesta en el equipo de urgencia ha mejorado y se han disminuido las repeticiones de muestras al igual que el desecho del material para toma de muestras”, agregó la M. en C. Aurora Muñoz Pedraza.
Las especialistas coinciden en que los retos actuales para aumentar la eficiencia de los procesos en fase preanalítica son:
- Invertir en instrumentos con mejor tecnología que ayudan a reducir los tiempos de respuesta, mejorar la atención y seguridad de los pacientes, y entregar resultados confiables.
- Conocer y adoptar las nuevas implementaciones en mejora de procesos que exigen las normas internacionales.
Por su parte, Juan Pablo Solís, Vice Presidente y Gerente General para México, Centroamérica y Caribe de BD, resaltó el compromiso que BD tiene con el cuidado de la salud, la seguridad del paciente y el constante apoyo a la comunidad médica, “estos foros nos permiten analizar las áreas de oportunidad para mejorar los procesos de atención e identificar las necesidades de los pacientes con miras a cumplir los niveles más altos de calidad y exigencia médica”.
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