Lucina Jiménez López, académica investigadora para la educación y la paz
Por Héctor Medina Varalta
Guadalajara, México marzo de 2017. La existencia de una cultura de tolerancia y respeto es de vital importancia para una relación armoniosa y pacífica entre las personas. Para llegar a ella la educación y el arte resultan primordiales, no sólo como medios para contrarrestar una cultura sismada por la violencia, la intolerancia y el miedo, sino como formas de introducir valores y virtudes. La violencia de género, la intolerancia religiosa, las secuelas del narcotráfico, la desigualdad y la migración son algunos de los problemas que reflejan una crisis cotidiana en los derechos humanos, y son tema de los que se reflexiona en la obra Arte para la convivencia y educación para la paz. Explorando diversos proyectos culturales y educativos, este libro reúne una serie de artículos en los que se presentan prácticas artísticas que buscan mitigar estas situaciones de violencia y exclusión. Mediante un diálogo entre gestores culturales, artistas e investigadores- que han desarrollado y aplicado proyectos basados en una pedagogía crítica de la educación artística y en la premisa de la educación como motor de cambio-, las experiencias en este libro dan cuenta de la capacidad transformadora de la educación y del arte, como una manera de desarrollar capacidades de convivencia en la diversidad y para la paz, buscando integrar a distintas instituciones en la construcción de una comunidad.
Tradición elitista
La investigadora y coordinadora de Arte para la convivencia y educación para la paz, Lucina Jiménez López, Doctora en ciencias antropológicas por la UNAM señala que, es el primer libro que hace una reflexión de múltiples experiencias que en cuatro países están aprovechando la característica educadora de las artes para formar capacidades de ciudadanía y una educación que reduzca la violencia, y que más tienda a generar vínculos afectivos, reconocimiento a la diversidad, que contrarreste la intolerancia que reina en nuestros días y se busque las formas de articular experiencia entre sociedad civil, gobierno y el sector artístico que hasta hoy ha estado muy desaprovechado.
Jiménez López expuso que, los espacios formadores de las especialidades de las artes no les han dado herramientas a quienes están formándose como creadores para comprender los contextos sociales en los cuales se desarrollan y cómo hacer que los lenguajes artísticos que están aprendiendo adquieran una dimensión pedagógica critica para intervenir en el territorio. Se forman como creadores, coreógrafos, compositores, músicos, muy poco para docentes, y mucho menos para hacer arte y comunidad. Ese es un déficit que México tiene en el terreno formativo. Del otro lado, venimos de una tradición muy elitista en las artes, de pensar que estas son únicamente para las personas que tienen el tiempo libre, para los eruditos o para las clases sociales acomodadas o por una tradición familiar se pueden acercar a las artes.
El arte transforma
También hemos acostumbrado a la sociedad, a que, en el mejor de los casos, esta actúe sólo como público de la creación de alguien más, pero no miramos a la sociedad como algo que, hoy en día la Constitución mexicana reconoce los derechos culturales.
Los derechos culturales implicarían a ese joven que está en una zona urbana con una conflictiva social tremenda, pudiera tener acceso a una formación en artes que le ayude a adquirir herramientas para la vida, no que lo haga artista, sino que lo haga adquirir herramientas y disciplina, autovaloración, autoestima, valorar la vida de todos y, sobre todo, empatía con los demás. Hoy estamos en una situación, que al parecer la vida no importa, ya que se la puede quitar a alguien con una tranquilidad a cambio de un celular o de cualquier otra cosa. Por lo tanto, valorar la vida, se supone en estos momentos, una condición ciudadana que conjugue ética, valores y estética. Las artes en este momento están viviendo una demanda social frente a la cual el país no está respondiendo. Los recortes presupuestales que se están dando al ámbito cultural, al ámbito de la salud, al ámbito de la educación refleja una muy poca valoración por la condición de vida de tantos mexicanos que trabajan diariamente para producir la riqueza social que, finalmente es la que hoy se está negando para la parte humana.
No hay espacio de expresión
CONACULTA se transformó en la Secretaría de Cultura, hubo un cambio que sí eleva de calidad y le da una nueva categoría, pero paradójicamente le dan menos recursos, es una contradicción muy grande. La maestra Lucina Jiménez comenta que, estando en Buenos Aires, Argentina le hicieron un comentario que tiene mucha razón de fondo, le dijeron: “Si tanto ha podido hacer Argentina con el tango en términos internacionales, en términos de producción, de espectáculos, de educación, qué no podría hacer México con tanta música que tiene”. Es una realidad, no tenemos nuestras músicas grabadas, no tenemos productoras; tenemos muchos migrantes que podrían estar comprando música mexicana, pero no contamos con el diseño de esas herramientas. Por el otro lado, las habilidades de los niños y de los jóvenes no tienen espacio de expresión. Necesitamos trabajar mucho en conectar esfuerzos de sociedad civil, del sector artístico, del gobierno y también de la iniciativa privada. Por poner un ejemplo, en Brasil y en Colombia, la empresa privada aporta muchos recursos para la vida cultural porque la paz la necesitamos todos.
Hay que darles las herramientas básicas, por ejemplo, en el caso de la literatura, los componentes de una narración, eso se llama educar en artes. Ahora si eso se hace en una escuela o en un ambiente comunitario, la gente empieza a crear colectivamente.
ConArte
Yo dirijo una sociedad civil que se llama Con Arte, en materia de cultura y prevención social. Se trata de RededeseArte Cultura de Paz, en el cual el arte es la herramienta clave para el desarrollo integral de los ciudadanos. El libro habla varias experiencias de esa organización. Mientras estoy aquí-en la FIL 2016-hay un movimiento de más de 800 voces de niños de Tlaxcala que se están revalorando a sí mismos en una zona donde hay mucha trata de personas. Los niños están cantando juntos y no van a poner en riesgo a la niña que tienen a un lado, ya que está cantando con ellos; hay un afecto y un sentido de comunidad, hay una pertenencia y las familias están cuidando ese proceso. Eso viene aparejado con temas de seguridad que van en otra dirección, pero están articulados. En el caso de Guadalajara, hay un grupo de artistas que están trabajando formados por ConArte y vinculados a ConArte en las zonas periféricas de Santa Cecilia y algunas comunidades urbanas donde se requiere mucha intervención, pero se están haciendo sin recursos, porque estos están para otra cosa menos para las artes.
Plasticidad cerebral
La maestra considera que hay confusión acerca de cómo maneja las finanzas en el capo de las artes el gobierno. No se sabe distinguir las prioridades de lo artístico porque todavía se piensa que es algo complementario, algo que no tiene relación con las matemáticas o con el español. Lo cual es un craso error total porque hay mucha investigación científica que demuestra que la música contribuye al pensamiento lógico matemático; la música es matemáticas desde un punto de vista proporción, tiempo, medida, ritmo.
En el caso de la danza, esta construye muchísimas habilidades para el lenguaje verbal, aunque no se hable cuando se baila porque la danza está promoviendo muchas conectividades neuronales de nuestros sistemas periféricos, tanto de la vista como del cerebro y ConArte no están facilitando que sus niños tengan plasticidad cerebral, creatividad, capacidad de inventar o crear; si van a ver un gris, pues que puedan descubrir quince matices de grises, que puedan, incluso, moverse en escenarios de incertidumbre. Lo que se está exigiendo en la actualidad, es la creatividad, pero de dónde la pueden tomar, si no se está poniendo en valor el arte en la escuela.
El arte adolece de muchas consideraciones
Esto es una falla grave porque hace 20 años podríamos decir que no había en México mucha producción intelectual al respecto, pero ahora no hay argumento para decir que no, porque el avance de la investigación de la psicología cognitiva, de la terapia Gestalt, de las neurociencias, están ahí; las investigaciones están ahí, los estudios comparativos están ahí.
Yo creo que el estado mexicano tiene que hacer un esfuerzo de contemporaneidad para entender la educación desde otra perspectiva. La reforma educativa en su parte educativa la vamos a conocer hasta enero de 2017-la entrevista se realizó en diciembre de 2016-, lo que se ha venido divulgando y poniendo a consulta en estos meses es una versión preliminar. Yo participé de la revisión del programa de artes y la verdad es que adolece de muchas consideraciones de contemporaneidad en el enfoque. Estamos tratando de aportar para que la visión con la que salga sea la más conveniente y pertinente para los contextos culturales de nuestros niños, pero después de que estuve presente en la consulta no he vuelto a tener noticias. Por lo tanto, desconozco si se han tomado en cuenta las opiniones que vertimos, lo cual agradecemos a la Secretaría de Educación Pública-puntualizó.
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