lunes, 11 de abril de 2016

La obesidad, un tema de seguridad nacional 


Primera parte

Por Héctor Medina Varalta


La obesidad ha sido reconocida por distintas organizaciones internacionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS), como una enfermedad crónica que requiere tratamiento a largo plazo. Es una condición compleja y multifactorial, ya que está influenciada por factores fisiológicos, ambientales, socio-económicos y genéticos. De acuerdo a la OMS, la obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) proporciona una medida útil para identificar el sobrepeso y la obesidad en la población, y es la más utilizada puesto que es la misma para ambos sexos y para los adultos de todas las edades. Asimismo, la obesidad y el sobrepeso han sido catalogados, debido a su impacto económico y social, como un tema de seguridad nacional por las autoridades en la materia; replantear el cómo se aborda esta condición puede ser la clave para combatirla de raíz.


La responsabilidad es de todos

El Dr. Ricardo Reynoso Mendoza, médico internista e internólogo, tiene un postgrado de alta especialidad en obesidad por la UNAM, y actualmente es Gerente de Asuntos Médicos encargado de Obesidad de laboratorios Novo Nordisk comenta que estamos en una situación en la que es muy importante crear conciencia; hay que recordar que estamos hablando del problema de obesidad como un problema de salud pública muy importante y esto es por dos razones muy importantes principalmente: la prevalencia, es decir, el número de personas que hoy viven con obesidad en nuestro país que es un porcentaje muy alto, es alrededor del 30 por ciento de los adultos y de un 35 a un 40 por ciento tienen sobrepeso. Esto quiere decir, que en nuestro país 70 por ciento de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad y una minoría es la que tiene un peso normal. Esto nos enfrenta a dos situaciones muy importantes: una es hablar de prevención, pero hay que recordar que prevención se trata de decir que hacemos para que las personas que hoy tienen un peso normal no desarrollen sobre peso u obesidad,, y las estrategias de prevención pasan forzosamente por la parte de la educación y de la conciencia. 


La obesidad no es cuestión de “echarle las ganas”

El Dr. Reynoso considera que, es ahí, donde todos, como parte de la sociedad civil jugamos un papel más allá de quienes están a cargo de la educación y quienes están a cargo de la legislación y considera que una de las cosas que debemos hacer es apoyarse con los medios de comunicación para difundir justamente difundir temas de salud. La otra situación es que hacemos con las personas que viven con obesidad, y esto se debe tratar de una manera muy seria. La obesidad, es de hecho, una enfermedad, contrario a muchas creencias y a muchos mitos que hay al respecto donde se habla de la obesidad como una cuestión de simplemente de fuerza de voluntad o de echarle ganas. Toda la evidencia científica demuestra que no es así. La OMS y muchas otras asociaciones médicas y científicas conocen a la obesidad como una enfermedad, y esto es porque existe un sustrato biológico: las personas que desarrollan obesidad son biológicamente diferentes que aquellas que no la desarrollan y esto se ha combinado con modificaciones en el ambiente; en la actualidad, las raciones de alimento que se ofrecen son significativamente más grandes que hace 50 o 30 años, el contenido de grasas y de azúcares en los alimentos han aumentado en forma significativa, sin embargo, hay algo muy importante: no debemos culpar a ningún restaurante a tal o cual restaurante, finalmente quien decide lo que se come, es el individuo.

Palatabilidad de los alimentos

“Aquí hay una combinación de factores y yo creo que, algunas personas pasan por la desinformación, por el no conocer. Curiosamente, a pesar que es algo que hacemos todos los días durante toda nuestra vida, no siempre sabemos comer o seleccionar nuestros alimentos y la otra es, como ya mencionaba, el impulso biológico para búsqueda de alimentos y de ciertos tipos de alimentos es diferente entre un individuo u otro, y esto se intuye fácilmente porque todos conocemos patrones familiares en cuanto al peso, casi todos conocemos a familias donde la gente tiende a tener sobrepeso y familias donde la gente tiende a ser muy delgada o incluso conocemos a algunas personas que al verlos comer decimos: ‘¡Qué bárbaro, este como come y no sube de peso’. La constitución, la biología de estos individuos es muy diferente. por lo tanto, siempre hay que tener presente que la razón por la que, yo como individuo busco ciertos alimentos y busco cierta cantidad y como cierta cantidad de ellos está dentro de mi sistema y las señales de hambre y saciedad están reguladas por el sistema nervioso en el cerebro, en un órgano en especial que se llama hipotálamo, y tiene que ver con si la sensación de hambre o necesidad física de alimento, pero también con el placer  que nos da consumir ciertos alimentos. Es mucho más frecuente que comamos en exceso chocolate o alimentos grasosos y salados también, por ejemplo,  papas fritas a que comamos en exceso lechuga o apio. Entonces, esto que se llama la palatabilidad de los alimentos, es decir, qué tan sabrosos son, también influye mucho en cuánto comemos de esos alimentos”.-subrayó el médico.


El plato del buen comer

Lo que tenemos que hacer en cuanto al buen comer son: educación e información. Todas las personas deben de conocer que existen grupos de alimentos; no existen los alimentos prohibidos ni alimentos intrínsecamente malos, pero tenemos que aprender a regular el tamaño de las porciones y las cantidades que comemos, sobre todo en los alimentos que son ricos en grasas y en carbohidratos. Existen herramientas muy útiles como el plato del buen comer, que propone de forma muy simple: la mitad debe estar ocupado por vegetales, una cuarta parte debe estar ocupada por cereales y la otra cuarta parte por productos de origen animal o por productos que aporten proteína. El Dr. Reynoso Mendoza, insiste de forma muy natural que no debemos esforzarnos a comer cosas que no nos gustan o dejar de comer los que sí nos gustan. Simplemente saber seleccionar nuestros alimentos. También hay que saber que la papa, aunque biológicamente es un vegetal, para fines nutrimentales se considera un cereal, es equivalente al pan, porque algunas personas suelen decir: ‘si como verdura como la papa’, pero no es así, la papa está aportando una cantidad de carbohidratos equivalente a la de comer pan. Entre los cereales comemos alimentos como el arroz, pan, maíz, tortilla; los productos de origen animal incluyen: huevo, queso y la carne de cualquier animal: res, pollo, cerdo y pescado y los productos de origen animal, se pueden encontrar diferentes tipos de grasa. a las que tenemos que evaluar. No es lo mismo comer carnitas de cerdo con mucho cuerito, que comer, por ejemplo, el lomo de cerdo, que es muy magro. Con estos conocimientos básicos cualquier persona puede seleccionar lo que come y, además de usar un poco el sentido común en los tamaños de las raciones. También es muy importante que las personas sepan en dónde están en cuanto a su peso la cantidad de grasa que tiene su cuerpo. 

Factor de riesgo para desarrollar diabetes e hipertensión 

La forma más sencilla es utilizar el índice de masa corporal (IMC), sólo se necesita saber cuál es la estatura del individuo y cuál es su peso. El internista recomienda que las personas busquen con un profesional de la salud que tenga una báscula y un estadímetro, pesarse y medirse, ya que a veces tendemos a sobreestimar nuestra estatura y nuestro peso; la mayoría se consideran que son más altos y más delgados de lo que en realidad somos; hay que dividir el peso en kilos, entre la estatura y metros al cuadrado, es decir, si uno pesa 70 kilos y mide 1:70, se divide 70 entre 1.7 elevado al cuadrado. El IMC normal está normalmente 18.5 y 24.9, ese es el peso normal. si se tiene 25 IMC, ya se tiene sobrepeso y si se tiene 30, ya es obesidad; la obesidad se divide en clases o grados de 30 a 34.9 es grado 1, de 35 a 35.9 es grado 2 y de 40 en adelante, ya es grado 3, que es el grado más alto en obesidad. Algo muy importante es, si se tiene algún grado de obesidad, se necesita atención con profesionales de la salud, pues como el médico ha mencionado, la obesidad es una enfermedad que reduce la expectativa de vida, porque aumenta el riesgo de una cantidad de enfermedades y porque impactan en la calidad de vida. La obesidad no es únicamente cuestión de kilos, es cuestión de todos los aspectos de la salud del individuo que pueda afectar. También afecta el riesgo de otras enfermedades, con la que más se asocia es con la diabetes mellitus y que tiene una serie de consecuencias negativas si no se controla adecuadamente. Por otra parte, la obesidad es también es un factor de riesgo para el desarrollo de la hipertensión, para que suba el colesterol y los triglicéridos. 

México se ha vuelto un país inactivo

Los niños mexicanos de todas las edades son las mayores víctimas de la transición nutricional y socioeconómica del país. Los informes sugieren que el riesgo de obesidad en los jóvenes adultos es de 3 a 5 veces mayor si uno de los padres es obeso. No obstante, otros hallazgos indican que el comportamiento de los padres forma muchos aspectos del desarrollo de un niño. Los antecedentes dietarios y hábitos alimenticios de los padres modifican el desarrollo de las opciones de alimentos de sus hijos y los resultados en cuanto a su peso. Además, la influencia de la familia, amigos, escuela y los medios también afecta la conducta alimenticia de los niños.. en lugar de comer en casa, muchas veces los niños comen en la escuela o con un pariente.

La situación actual ha generado que en diversos casos ambos padres trabajen a horario completo fuera del hogar. La estructura familiar tradicional es mucho menos común que antes. Esto ha desencadenado un aumento en la cantidad de familias monoparentales y de paternidad dividida en dos hogares. Mientras los padres intentan lidiar con más demandas emocionales y financieras, tienden a optar más por alimentos cómodos, a usar la comida para compensar el afecto o a ser menos estrictos en los límites de la comida chatarra o el tiempo sobre el televisor o la computadora. En México permanece aún entre las familias de ingresos medios y bajos la noción errónea, pero popular, de que un niño “rechoncho” es sinónimo de salud; las madres sobreprotectoras suelen minimizar o no reconocer las consecuencias del sobrepeso y la obesidad.



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