martes, 28 de marzo de 2017

Mujeres que hacen historia



Rosina Covarrubias Pérez, la poetisa de las aves

En la exposición del pintor Ricardo Urista Alvarado, que se llevó a cabo en el Hotel Carlton de esta ciudad, la hermosa poetisa Rosina Covarrubias Pérez acompaño  con su poesía en cada cuadro del artista platico. Es importante enfatizar que Rosina escribió su primer poema a los 13 años de edad sin haber leído antes poesía y sin tener conocimientos básicos y de ningún tipo. Fue una forma de escribir por instinto. Años después estudió letras hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Rosina es nativa de Colotlán, Jalisco. Al preguntarle cómo surgió la combinación de pintura y poesía en la exposición, Rosina comentó que la idea surgió en el mes de julio. El maestro Ricardo Urista en el Festival Por la Tierra-en Colotlán, Jalisco- leyó cuentos en la plaza del pueblo, entonces Rosina leyó el poema: Volar sin alas es posible cuando me sostienes en tu aliento.


Pintura y poesía extrañamente mezcladas
Después de esta lectura, el maestro Urista me dijo que estaba creando unas pinturas de aves y que justamente este poema se relacionaba con aves, que si quería yo participar. Así que después de varios años de no escribir decidí tomar ese reto. Por lo tanto, cada cuadro tiene su poema y lo escribo viendo las formas, colores, lo que el cuadro dice o lo que no dice o también cuál es mi interpretación sobre el cuadro hubo uno o dos cuadros donde primero fue hecho, así como el poema. Pero para otros, primero fue ver el cuadro y luego escribí el poema. Son 17 cuadros y yo escribí 25 poemas. Tengo el margen de que unos poemas son libres, es decir, ya no tienen cuadro. Hubo uno de ellos, en especial, en el que yo estaba escribiendo el poema, y el maestro Urista estaba haciendo el cuadro y le dije: “Mira, escribí este poema y coincidió tu creación con el poema”.

Mis escritores favoritos
En la preparatoria el primer poema que escuche fue el de Juan Ramón Jiménez llamado Jardín. En una novela de la televisión la protagonista decía un poema de Alfonsina Storni, llamado Tú me quieres alba y en interesé en su poesía, su vida y su obra era muy interesantes, una mujer fuera de serie que rompió paradigmas. Después en la universidad leía a Jaime Sabines, Mario Benedetti, Pablo Neruda. José Emilio Pacheco es un escritor completo que tiene poesía y cuentos. Me gusta leer también a Gabriel García Márquez, en fin, hay tanto por leer.
Finalmente, sea pintura, música, escultura,  literatura o cualquier tipo de arte, tiene bases para ser interpretada y para ser comprendida. En definitiva, cualquier tipo de arte busca expresar algo o comunicar algo, ya sea grato  o desagradable, siempre y cuando nos mueva algo. Todas las artes tienen una relación entre sí, y para poder entender cualquier arte, es necesario, desde mi punto de vista, que se hable, por así decirlo, un lenguaje artístico. Es decir, alguien que crea arte o que sabe de arte o que puede comprender un arte es porque tiene conocimientos adquiridos o conocimientos innatos.

La poesía y sus frutos
Por otra parte, la atractiva poetisa tiene el proyecto de publicar un libro de poemas. Rosina considera que, contrario a lo que considera una gran parte de la población, ella tiene muchos amigos, compañeros y conocidos han publicado un libro o dos o hasta más de poesía; la poesía es una de las artes literarias que más frutos da.
Definitivamente, Rosina tiene razón en todo lo que ha expresado. Además, ella es muy sensible y todo aquel que sea poeta o no, puede saber que se encuentra ante una poetisa de gran altura. Basta un comentario de unos de los invitados: No se necesita ser poeta para distinguir entre esta multitud a Rosina. Ella irradia desde lo íntimo de su ser una especie de aureola que la identifica como poetisa. No. No es su belleza física ni su magnetismo personal. Lo que sucede es que Rosina irradia poesía por doquier.

¿Qué es la poesía?
Este comentario me recuerda el poema ¿Qué es la poesía?, de Gustavo Adolfo Bécquer: En una ocasión me preguntaste: ¿Qué es la poesía? ¿Te acuerdas? No sé a qué había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella. ¿Qué es la poesía?, me dijiste; y yo, que no soy muy fuerte en estos de las definiciones, te respondí titubeando: la poesía es… es… y sin concluir la frase buscaba inútilmente en mi memoria un término de comparación, que no acertaba a encontrar. Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu seno, en tus pupilas húmedas y azules como el cielo de la noche, brillaban un punto de luz, y tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave.
Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacia los tuyos y exclamé al fin: ¡La poesía… la poesía eres tú!

Elogio a la poesía de Rosina
El licenciado en letras hispánicas, Edgar Manuel Girón, expresó: Lo que el lector tiene ante sus ojos es la serie de poemas cortos en verso libre dedicados a los cuadros del artista plástico Ricardo Urista. Los versos de la poetisa Rosina Covarrubias brillan en una placa de metal situada cerca de la obra a la que hacen mención. Los cuadros de gran formato, por su parte, guardan correspondencia.  Al menos esa es mi apreciación, con la corriente del figurativo abstracto, pero asimismo con el abstracto puro y el surrealismo, dependiendo del cuadro y del ángulo que se aprecie. Tanto el artista plástico como la poetisa mantienen un tono y un estilo consistente a lo largo de la obra poético-pictórica que exponen. Ambos decidieron colaborar en esta exposición donde la relación cuadro y texto camia en el trayecto de la obra. Es decir, algunas veces, el poema sintetiza la idea principal del cuadro, en otros, la relación tiene que estar establecida por el espectador, así como también, este último tendrá la idea del ensamble final de estos dos lenguajes.  Y justamente, la manera más cabal de leer tanto poemas como cuadros, será cuando el lector encuentre su propio vuelo interior. En otras palabras, solamente cuando dejemos que las palabras de la poesía resuenen en lo más profundo de nosotros, será ahí cuando se dé la síntesis entre sonido, símbolo y sentimiento.
Desde una óptica metafísica, la relación entre cuadro y poema  leva a su vez a la experiencia misma del vuelo. Obviamente vuelo metafórico de alturas filosóficas. En este sentido, los versos alados de Rosina Covarrubias nos, nos guían hacia el interior de un yo lírico unificado y unificador de las dos experiencias, la contemplativa y poética, que quizá, en el fondo eran una misma desde los inicios de los tiempos.
Mantener esa unidad imposible entre fondo y forma, sueño y vigilia, intuición contra razón, sería la función principal de los poemas que acompañan esta exposición. En un sentido figurado, los versos alados de Rosina Covarrubias son el alama de los cuadros de Ricardo Urista. O mejor dicho, una serie de espejo donde se ven reflejadas las profundidades del inconsciente transmutados en aves, 

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